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Última Instancia : La Familia

A raíz de la reciente visita del Papa a nuestro continente, en donde participó en el Encuentro Mundial de las Familias, nos dio un gran mensaje de amor en los pequeños detalles de la vida, como gestos de ternura, de cariño, de compasión, gestos del plato caliente de quien espera a cenar, del desayuno temprano del que sabe acompañar a madrugar, gestos de hogar como la bendición antes de dormir y el abrazo al regresar de una larga jornada de trabajo. El Papa resalta que se nos invita a tener una apertura hacia el amor, en la “alianza entre un hombre y una mujer, que genera vida y revela a Dios. Que nos ayude a participar de la profecía de la paz de la ternura y del cariño familiar, que nos ayude a participar del gesto profético, con ternura, con paciencia y con amor a nuestros niños y a nuestros abuelos.”

Ese mensaje nos manda a reflexionar el desarrollo de nuestras vidas dentro de una familia, que sin carecer de problemas, en primer lugar nos encontramos al enfrentar al mundo con nuestra madre que nos nutre no solo físicamente, sino que nos da un influjo de estabilidad emocional para afrontar la vida, con el cariño y amor que nos brinda.

Yo perdí a mi padre cuando tenía 10 años de edad, y esa experiencia es sumamente traumática, ya que de la noche a la mañana se pierde el pilar más fuerte de la familia.

Yo me crie en una familia de dos hermanos mayores. El primogénito me lleva 8 años y mi hermana 6. Sin embargo, recibí de mis hermanos un gran amor y cuidado que me forjó por el resto de mi vida, junto con lo que mis padres me dieron.

En la familia de mi esposa, aunque no hubo la tragedia de perder al padre a temprana edad. Hubo una situación similar a la mía. En donde la convivencia con la seguridad que le dieron sus padres y esa convivencia fraternal desarrollada con los hermanos, aunque suene a pleonasmo, fue maravillosa.

La relación con nuestros abuelos, asimismo fue maravillosa. En mi caso, con mis abuelos maternos, principalmente con mi abuela, de la cual he guardado un gran amor y muy gratos recuerdos. Mi Tita, como muchos le decimos a nuestras abuelas en el norte, aunque era una persona de carácter fuerte, fue una persona realmente especial para mi desarrollo emocional.

Para mi mujer fue su abuelo paterno, que también tuvo con ella una relación de amor de abuelo fuera de serie.

Toco estos temas ante el gran embate que a nivel mundial ha estado sufriendo la familia, que parte de ese amor de un hombre y una mujer que deviene en la concepción y nacimiento de niños que se crían en ese ambiente balanceado por los padres que tienen sexo diferente y así otorgan una visión integral de la vida y desarrollan al ser del niño que deviene en adulto de una manera completa, que se complementa con la relación con los hermanos, en donde se desarrolla el espíritu de solidaridad familiar.

Con estas reflexiones, no quiero ser iluso de que hay familias disfuncionales en donde hay abusos terribles en contra de sus integrantes, que pueden ir desde la violencia física hasta el abuso

sexual. Pero ello no justifica de ninguna manera el que debamos de destruir o despreciar al desarrollo humano dentro de una familia.

La familia es el núcleo esencial para el desarrollo sano de una comunidad y un país. Una nación carente de esa institución humana esencial es difícil que se pueda desarrollar cabalmente. Debemos de proteger a la familia como la esencia misma del componente más importante del Estado, por el que se debe su propia existencia, que es el pueblo, que en última instancia es el motivo para su creación.

No nos dejemos llevar por modas mal entendidas, pretendiendo generar familias cuyos pilares sean personas del mismo sexo, en donde no hay procreación y por ende no se pueden desarrollar seres humanos completos en su ser y estables en su desarrollo emocional, que pueden crear disfunciones graves en el desarrollo sano de nuestra comunidad.

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