Hace unos días, luego de la áspera reunión de ministros de comercio que tuvo lugar en Portland, Oregon, como producto de una situación todavía inexplicable, circuló un documento confidencial que refleja los planes de empresas farmacéuticas y alimenticias de los países hegemónicos en el que se describen las medidas que los gobiernos deberán asumir para fortalecerlas. El documento, una carpeta engargolada de 500 páginas fue encontrada incompleta en uno de los vagones del subterráneo por personal de limpieza en la estación terminal. El trabajador que la encontró apareció estrangulado horas más tarde con un cable USB. Se cree que uno de los anexos del documento, el relacionado con los alimentos nacionales a limitar se encuentra perdido o en manos sea de periodistas o de grupos de presión. Se recompensará toda ayuda para encontrarlo. La recompensa es de diez millones de dólares americanos. No se harán preguntas.
Este inquietante documento señala sin ningún miramiento que los gobiernos deberán obedecer a las empresas; de los contrario las empresas podrán demandarlos y obtener indemnizaciones enormes. Las empresas., dice un profesor de ciencia política de la universidad Northeastern, quién prefiere no decir su nombre, “han tomado el poder del gobierno en varios países lo que las coloca en posición de dictar la política comercial internacional; es un nuevo feudalismo”, concluye. Las empresas tienen el poder.
El texto consta de objetivos y artículos. Uno de los párrafos de los objetivos señala: “Los Estados parte harán todo lo que les competa para contribuir a los objetivos de las empresas” y dentro del apartado de limitaciones dice que los estados nada podrán hacer sobre la base del interés nacional. El objetivo siniestro
es poner en manos de empresas extranjeras la producción de alimentos certificados WHF (World Healthy Food) para ser vendidos entre los países parte de este acuerdo internacional. Los alimentos no certificados serán prohibidos porque serán declarados peligrosos para la salud. El anexo, que hasta ahora se encuentra desaparecido tiene la lista de alimentos en México. ¿Cuáles podrán ser? ¿El maíz? Con esto la tortilla, el atole, el pozole, las garnachas quedarán fuera de la ley; en su lugar deberemos comprar píldoras en las farmacias World Healthy Foods. También es posible que el menudo, la birria, la cochinita pibil o la pancita hayan quedado limitados. No sabemos cuál pueda ser el alcance de las limitaciones acordadas por el gobierno pero debemos temer lo peor. ¿Será acaso el huitlacoche? ¿la flor de calabaza? Las condiciones económicas ya nos limitan lo suficiente.
Las empresas, principalmente las transnacionales, pagarán parte de los sueldos de los trabajadores con vales para estos alimentos “saludables”. Será el regreso de las tiendas de raya; el gobierno se ha comprometido ya a decir que todo esto es en beneficio de la clase trabajadora y la CTM respaldará al gobierno. Ya se preparan las declaraciones de apoyo y las despensas a base de tamales para alimentar manifestaciones populares de apoyo.
Se preve una nueva edad oscura. Los países ya no podrán cultivar y producir sus alimentos sino que tendrán que adquirirlos de empresas certificadas como “saludables”. De lo contrario recibirán sanciones. Son los primeros eslabones de la nueva esclavitud. Las empresas han desplazado al Estado que solo les obedece ahora.
Antonio Canchola Castro
canchol@prodigy.net.mx