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La inepta cultura: La medalla Belisario Domínguez

Belisario Domínguez fue un hombre íntegro que se opuso al gobierno ilegítimo de Victoriano Huerta. A los cincuenta años de edad fue asesinado por esbirros del poder; a los déspotas irrita la crítica y la persiguen con saña. Triste historia de México donde brilla solo un senador frente a Huerta. ¡Qué diferencia sería leer que el Senado en pleno desafió al Chacal!

Belisario Domínguez Palencia nació en Comitán, Chiapas el 23 de abril de 1863 y murió asesinado en la ciudad de México el 7 de octubre de 1913. Fue médico y político liberal; presidente municipal de Comitán y senador de la república por el estado de Chiapas.

En 1953 el presidente Ruiz Cortines creó mediante decreto la Medalla de Honor “Belisario Domínguez” del Senado, “para premiar a los hombres y mujeres mexicanos que se hayan distinguido por su ciencia o su virtud en grado eminente, como servidores de nuestra patria o de la humanidad.” El Senado discute las candidaturas y acuerda su otorgamiento.

En octubre pasado por primera vez en su historia la votación no fue unánime. Con votos que apenas rebasan por uno el mínimo, 65 a favor, y doce en contra, el Senado distingue al empresario Alberto Bailleres con un lauro que debiera tener tras de sí el apoyo y reconocimiento nacionales. Integrado por 128 miembros, en esta sesión 51 asientos estuvieron convenientemente vacíos.

En el debate los oradores de los partidos discutieron los méritos del hombre de negocios y se dijo que frente a la realidad nacional en la que la miseria y la desigualdad, la explotación y contaminación, el crimen y la indolencia son cosa de todos los días, no procedía otorgar el premio al segundo hombre más rico del país. No se trata de descalificar a un empresario con el que se identifican personas honorables. En este punto muchos senadores rasgaron sus caras vestiduras. No. Lo que este cuerpo demuestra es

falta de congruencia. Pongamos por un momento a un lado los méritos de Bailleres. Lo que más ofende es que una decisión que debiera ser motivo de encuentro y exaltación tan necesarios ahora, demuestra cómo los partidos valiéndose de su número fuerzan una victoria empañada. Nos debe preocupar que no exista capacidad de alcanzar acuerdos o ceder sino que se recurra a una acción calculada para lograr el resultado deseado.

Los partidos políticos y el Senado se sitúan en un plano lejano de la realidad nacional. Premiar a un hombre que es dueño de gran parte de la riqueza minera, de empresas comerciales, de instituciones de educación superior y otros negocios boyantes en un tiempo en que la pobreza extrema crece, que el desempleo y el empleo informal son grandes, que la violencia contra inconformes se hace evidente y que la desesperanza y el enojo por la desigualdad imperan, no es coherente con la necesidad que tiene México hoy de un ejemplo alentador y representativo. El educador Máximo Gorki se planteó integrar una colección de biografías de hombres ilustres porque se debía según él “enseñar a las personas el heroísmo que es más difícil en la paz que en la guerra”; lo que aprendemos con este acuerdo del Senado es el imperio ominoso de la discordia y el autoritarismo.

canchol@prodigy.net.mx

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