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La maldición del Poeta: Keats

La muerte o la amenaza de la muerte son muy importantes para el poeta romántico. Si tratamos de enmarcar la ideología de los poetas “malditos” tenemos que hablar de los avances de la ciencia durante esa época. Se trataba de las primeras operaciones para la investigación del cuerpo humano. La idea de Dios y la religión como el centro de la vida cotidiana empezaban a perder fuerza. El cuerpo y la mente tomaron el papel principal dentro de la cultura. El hombre y mujer tenían como centro de atención a su propio cuerpo y a sus propios pensamientos.

Keats vio personalmente una operación sin anestesia. De pie frente a una mesa donde el paciente era abierto, Keats observó el sufrimiento de un hombre que moría delante de él. El poeta no era ajeno a la muerte, su padre y madre habían muerto y su hermano moriría de tuberculosis a una temprana edad. De esta manera, se puede decir que el humanismo nació con las ideas románticas de Keats.

Fue la empatía de ver al sufrimiento humano de cerca, de vivirlo, lo que lo llevó a valorar el arte sobre la ciencia, la imaginación sobre el cuerpo. De esta forma la poesía, por ende las palabras, tenían como propósito el mejorar a la humanidad. El poeta era el doctor del alma, el salvador.

Para enmendar un alma se tenía que primero entender, y así es como toda una generación de poetas tenía como meta encontrarla. Se buscaba en la naturaleza, en los sentidos, en el subconsciente, en los sueños, con el propósito de descifrar la vida, de encontrar por qué se nuestra existencia.

Si la verdad se encontraba antes en Dios, ahora se encontraba en la imaginación humana. Incluso se publicó un tratado de cómo Dios no tenía razón de existir porque no se tenía prueba de Él. La llave de la identidad se encontraba en la mente, en las ideas, y la llave para entender el universo era la imaginación que era eterna.

En el otro extremo del romanticismo se encontraba el poeta Lord Byron. Para el, la imaginación era una masturbación mental que no llevaba a ningún lado. Además, las convenciones sociales no tenían razón de ser y lo único importante era el sentir. Fue uno de los primeros en creer en el “amor libre” y en la individualidad como la base de todo comportamiento humano. Para estar vivos, teníamos que sentir, no importaba si los sentimientos nos hacían sufrir, lo importante era sentir.

No todo era ajeno para los poetas. Keats y Bryon creían en la experimentación como la única forma de conquistar a la eternidad. De esta manera las ideas de “libertad” y “egocentrismo” tan poderosas en nuestros días, eran el motor de la vida para los románticos. Mientras las sensaciones del cuerpo eran buscadas por Lord Byron, las sensaciones espirituales eran el camino para Keats:

“¿Puede la Muerte estar dormida, cuando la vida no es más que un sueño,

Y las escenas de dicha pasan como un fantasma?

Los efímeros placeres a visiones se asemejan

Y aun creemos que el más grande dolor es morir.

Cuan extraño es que el hombre sobre la tierra deba errar.

Y llevar una vida de tristeza, pero no abandone

Su escabroso sendero, ni se atreva a contemplar solo

Su destino funesto, que no es sino despertar.”

Para Keats la poesía no tiene sentido, no tiene personalidad, ni carácter, si no es genial y transcendental. El poeta tiene que perder su identidad y experimentar al mundo, con su imaginación, en la vida de los demás y en las escenas naturales en las que vive. Keats busca lo extraordinario y lo profundo en lo cotidiano. Sin Dios, la vida se convierte en solo experiencias propias.

El fin del poeta romántico, es lograr la eternidad, y la eternidad está en el trabajo, en la forma, en el producto artístico que sobrevive al tiempo. Se trata de ser famoso, de lograr plasmar su nombre para siempre.

¿No es acaso lo que buscamos en nuestros días?

(Continuará)

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