Es increíble que con la fiebre de independentitis y con los nuevos partidos, los que encuentran candidaturas son cartuchos quemados de los partidos que al no lograr nada en el partido, brincan cual chapulín hambriento a otro partido que les abre la puerta y algo de billete en la campaña.
¿Acaso no hay por ahí gente nueva que esté dispuesta a jugar una aventura política para cambiar el deterioro que sufre la política en el país?
¿O será que aquellos que siguen tomando decisiones comparten el criterio pandilleril de que las cosas públicas se queden entre los compas de siempre?
En muchas de las relaciones los últimos que se enteran son los agraviados. Aquí al parecer es lo mismo. Los políticos no se han enterado o no se quieren enterar que nadie les cree, que la gente los desprecia, que no les tienen confianza.
¿O será que si lo saben y les importa un comino porque la desconfianza no les quita el billete del bolsillo, ni que usen el poder para su beneficio personal?
Estamos en plena temporada electoral y los políticos de siempre ya tienen listas las escopetas para ir a cazar patos ingenuos que les entreguen el voto, a cambio ya sea de una dádiva, de un engaño, o de un sueño.
Terminará 2016 como año de chasco, de burla y de victoria de la política de siempre.
Los nuevos políticos no son tal y los nuevos engaños tampoco.