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Viabilidad

Uno de los grandes aciertos políticos de la revolución mexicana fue la pacificación de las fuerzas en lucha, esto se alcanzó por medio de grandes concesiones políticas. A los obreros les tocó una avanzada ley que protegía sus derechos aunque llegó a desincentivar el empleo porque se cobijó a malos elementos; a los campesinos les tocó un reparto agrario que en muchos casos fue económicamente inviable por la política de convertir a todos en agricultores, así forzados a cultivar nunca tuvieron los apoyos técnicos y financieros pertinentes, situación agravada por una fuerte corrupción que destruía el gran esfuerzo individual desplegado. El BANJIDAL era conocido como BANDIDAL.

Se creó el ejido, supuestamente inspirado en formas de posesión nativas de la tierra, inclusive se intentó colectivizarlo, pero como el Estado debía prevalecer sobre el individuo, la tierra era de los ejidatarios, supuestamente mientras la trabajaran, o sea que no la podían vender, ni usar como garantía para endeudarse, quedaban los préstamos a la palabra que solamente daba el Estado a cambio de atarlos políticamente, porque la palabra no valía para nada frente a los intereses privados.

Con la promoción industrial arrancada con Alemán en los 40s, se creó un fuerte incentivo para que los ejidatarios abandonaran la tierra y se convirtieran en ejército industrial; estratégicamente los productos agrícolas debían apoyar un bajo salario industrial, política que no ha terminado, el salario real viene en caída libre desde 1974 y el empobrecimiento en el campo no lo para nadie. El campo mexicano dejó de producir, no pudo crear un campesinado próspero, y somos el gran importador de granos en el mundo, importamos la dieta nacional.

Las políticas en México se convirtieron en una cuestión viable políticamente pero inviable económicamente, el gobierno se preocupa por la primera solamente, de la segunda se encargará la migración, el delito, o el desánimo y frustración endémicos.

La política industrial frenó el desarrollo sostenido y robusto, hasta que llegaron las maquiladoras y en la práctica se pisoteo la política laboral dejándose de aplicar la ley federal del trabajo. México inició una nueva etapa de dependencia de la inversión extranjera, pasamos de la dependencia para crear industria para el mercado interno, a industria que solamente usa mano de obra muy mal pagada; logramos una fuerte inversión golondrina, que ni hace verano ni anida en grandes proyectos industriales que estimulen un desarrollo industrial robusto. México se volvió un elemento más en el gran engranaje de la industria global. Ya se dio el caso de empresas que llegan al país con su propia fuerza de trabajo, como una coreana asentada en Nuevo león.

La política en el campo se alteró con Salinas cuándo legalmente se autorizó el fin del ejido, lo que tampoco ha dinamizado la producción agrícola, el déficit comercial agrícola crece de forma significativa.

La maquila también llegó al campo logrando que sus tierras produzcan grandes cosechas que exportan, mientras los ejidatarios se convirtieron en peones mal pagados.

El ejido se empezó a privatizar para convertirse en vivienda, creándose conflictos sui generis. Hay un ejido en Holbox donde una parte vendió resolviendo las ingentes necesidades inmediatas de ejidatarios empobrecidos, estos al paso del tiempo vieron que habían malbaratado las tierras y trataron de renegociar su operación para aprovechar la ventaja de los que no habían vendido.

Muchos de los que compraron grandes extensiones de tierras construyeron casas de bajo costo y baja calidad; otros lo hicieron sin el afán de crear emporios agrícolas, los ranchos son para diversión y lograr estatus social. Se dio el caso de una fundación estadounidense que compró un gran rancho en Chihuahua para un experimento que ha creado un desastre ecológico.

El futuro está en la alimentación. La ciencia y la tecnología no han logrado sustituir los productos agrícolas para alimentar a la humanidad. Hay experimentos para producir bajo el mar y algunos para alterar genéticamente los productos, así que mientras la apuesta está en la producción de alimentos, la postura mexicana es ruinosa.

México tiene que realizar un cambio paradigmático fundamental. Necesita empezar a pensar en la viabilidad económica por encima de los cálculos políticos, aunque bien visto, cuando la economía funcione de forma adecuada, beneficiando a los grandes conglomerados sociales, los frutos políticos llegarán por sí mismos, aunque las fórmulas políticas se alteraran. Se dejará de gobernar para la oligarquía porque se dejará de ver a las grandes mayorías como carne de cañón y materia explotable, para verlos como seres humanos cuyas necesidades se elevan junto con la satisfacción de las mismas.

Estaremos ante una nueva sociedad y un nuevo estado, ojala y fuera también donde impere la libertad y la justicia.

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