El libro es una experiencia sin igual. Ni una película, ni un videojuego, y menos una aplicación en el celular tienen la importancia de la letra impresa. Pero el gusto por la lectura se tiene que enseñar, que practicar y que modelar. Muchos son los padres de familia que se quejan que a sus hijos no les gusta leer. Esos son los padres que se imaginan que un día se van a levantar sus hijas y van a decir, “papá, mamá, quiero leer.”
La mejor forma de asegurar a un lector es la de empezar a leerle antes de su nacimiento. Se recomienda leer durante al embarazo. Luego, al recién nacido se le puede leer todas las noches antes de dormir. Es increíble lo mágico que es leerle a alguien más. Como maestro, no importa si son alumnos y alumnas de preparatoria o universidad, les encanta que les lea en voz alta. Es una experiencia muy especial. Además, la lectura en el hogar la convierte en una cosa importante, íntima, y normal.
No es de extrañar que durante el siglo XIX los libros infantiles fueran básicamente religiosos. Estos eran escritos a mano y solamente las personas con mucho dinero podían contar con uno de estos libros. Hoy en día, sugiero hacer algo parecido, se pueden pegar algunas fotos familiares en un cuaderno y escribir sobre ellas. De igual forma es importante, para los que los deseen, que la educación religiosa empiece a esta edad con libros ilustrados.
Aunque los “cuentos de hadas” se publican desde 1697, no se escribieron con los pequeños en mente. El primer libro exclusivo para niños fue escrito por John Newbery en 1744. El libro estaba lleno de rimas y de cuentos cortos. Esta clase de libros son excelentes para cuando los mocosos empiezan a la escuela. Su enfoque social pasa de lo visual a lo auditivo. Empiezan a escuchar las diferentes palabras y a practicar los sonidos, es por eso que no se callan. Pero es importante afinar sus oídos a las melodiosas rimas infantiles y palabras que formen su capacidad auditiva.
Dentro de la educación se discute si el niño tiene que leer a los cuatro o los siete años, que si la niña aprende mal si lee desde los tres años, y que los que mejor aprenden son los que aprenden a los ocho, pero todos estos estudios no toman en cuenta lo más importante: la lectura como un acto social. Leerle a un niño a cualquier edad es importante.
Pero una vez que la niña aprenda a leer, es importante darle la libertad de escoger sus propias lecturas. No importa si se tratan de tiras cómicas, de historietas, de novelas ilustradas o revistas, lo importante es leer. Pero de cualquier manera, se tiene que guiar al niño hacia la literatura infantil. “El jardín secreto,” “Alicia en el país de la maravillas,” “Mafalda”, “El León, la Bruja y El Armario,” “Mujercitas,” y “El libro de la selva,” se pueden disfrutar juntos al tomar turnos para leer.
Solo tenemos que estar conscientes que necesitamos exponer a los infantes a diferentes culturas y tener un poco de cuidado. Memim Penguín por ejemplo, ya no es apropiado en nuestros días puesto que está lleno de estereotipos negativos.
Pero sin importar en qué etapa se encuentra el niño o la niña, este 30 de abril es una excelente fecha para empezar el hábito de la lectura.
Feliz día del libro.