Estamos en una encrucijada relacionada con la puesta en práctica del Sistema Nacional Anticorrupción. Ya tenemos una reforma constitucional aprobada, con muy fuertes resistencias impulsadas por los gobernadores de los estados, principalmente los del PRI. Estas resistencias derivan del hecho de que el Sistema Nacional Anticorrupción (SNA), hace que la Auditoría Superior de la Federación (ASF), órgano técnicamente autónomo de la Cámara de Diputados, cuya misión es: “… fiscalizar la Cuenta Pública mediante auditorías que se efectúan a los tres Poderes de la Unión, a los órganos constitucionalmente autónomos, a las entidades federativas y municipios del país, así como a todo ente que ejerza recursos públicos federales, incluyendo a los particulares…”, pueda auditar en tiempo real a los gobiernos de los estados, que han gozado de una autonomía casi absoluta e impunidad en el manejo fraudulento de sus finanzas, no teniendo que esperar, como antes de la reforma constitucional, dos años antes de realizar sus auditorías.
Es por ello, que las leyes secundarias del SNA fueron iniciadas en la Cámara de Senadores, precisamente donde los estados están representados, sujetando así a los senadores a las presiones de sus mandantes, que son los gobernadores de los Estados, a los cuales representan.
Una situación, que a mi forma de ver, vino a complicar la problemática, es la propuesta ciudadana de la famosa declaración 3 de 3, ya que los senadores encontraron un pretexto adicional para no aprobar las leyes secundarias del SNA, dejando que pasara el tiempo hasta hacer que se les agotara el período ordinario de sesiones del Congreso de la Unión. Los senadores aducen problemas de seguridad con la ley 3 de 3, diciendo que estarán en la mira de los delincuentes al declarar sus riquezas, como si los delincuentes no supieran que la mayoría de los senadores, al provenir de la más alta
alcurnia de la clase política del país, gozan de un amplio patrimonio, derivado en muchos casos de sus actos de corrupción y de conflictos de intereses.
Yo pienso que aunque la propuesta ciudadana es encomiable, de ninguna manera va a resolver el problema de corrupción. Simplemente, porque los políticos honestos (que, aunque no lo crean, los hay), son los que van a realizar con certeza sus declaraciones, mientras que los políticos corruptos, ni van a declarar lo que tienen, ya que mucho de lo que tienen está escondido entre estructuras corporativas complicadas (véanse los “Panamá Papers”), o están en manos de prestanombres. Además de que jamás han declarado verídicamente sus ingresos, por lo que sus declaraciones fiscales son, en muchos casos, fraudulentas.
Pero lo que sí importa y es el corazón del problema, es hacer las leyes secundarias que pongan en práctica completa el SNA. Cuando acabamos de estructurar este sistema en la LXII Legislatura, este autor escribió un artículo que fue plasmado en mi libro intitulado como esta Columna, en donde mencioné que el mayor reto de la LXIII Legislatura, era poner en práctica el SNA, mismo que, con pena y vergüenza digo que no se ha logrado.
La vergüenza la siento, porque en la Cámara de Senadores, el PAN junto con la izquierda, tienen la mayoría necesaria para aprobar el SNA, y aunque en la Cámara de Diputados tienen la mayoría el PRI con sus aliados, por razones que desconozco, más aún estando en época electoral, en donde se renovarán 13 gubernaturas, la oposición al PRI en el Senado, no quiso imponerse y mandar a la Cámara de Diputados el paquete del SNA, cosa que sale de mi comprensión, ya que este era el momento ideal de hacerlo para exponer al PRI y sus mini partidos aliados, el Verde, Nueva Alianza y el Partido del Trabajo, a que en sus campañas tuvieran que estar justificando la negativa de poner en práctica el SNA, con un costo político enorme si se negaran a aprobarlo.
Pero, como se dice “como el hubiera no existe”, ahora le tocará a la oposición al PRI hacer estas explicaciones.
Es mi sentir que la sociedad seguirá perdiendo la fe en el sistema de partidos, aunque yo sinceramente creo que no hay democracia en el mundo que se digne de serlo, que opere fuera de un sistema de partidos, y que la población tendrá que experimentar una vez transcurridas las elecciones, que las famosas “candidaturas independientes”, en muchos casos nada más van a servir para hacer que gane el PRI, después de que la oposición se divida.
Espero que en mi estado Chihuahua, no lleguemos a esto, y que las dirigencias del PAN y de los candidatos independientes lleguen a un consenso de unificarse para derrotar al PRI.
Como me gustaría que Ricardo Anaya, Presidente Nacional del PAN, mostrara la casta e impulsare un período extraordinario del Congreso, para aprobar el SNA.