¿Y mi Celular? (la tecnológica en la educación)
- Luis Castaneda
- May 20, 2016
- 3 min read
El primero de marzo se publicó una foto tomada dentro del salón de clase en el
Colegio Edgar Morisoli en Santa Rosa, provincia de la Pampa Argentina, que le ha dado la vuelta al mundo. En ella, se muestra como, antes de ingresar a clases, hay que dejar el teléfono celular en una cajita de madera (Radiodon.com.ar).
La directora María de los Ángeles Pereyra explica:
“La idea sería lograr un consenso entre los alumnos y los profes; que los alumnos pueden entender que eso (el uso del celular en clase) los perjudica; los distrae. Cuando el profesor está explicando, ellos están mirando el Facebook o escuchando música” (radiodon.com.ar/marzo 1, 2016).
El articulo continúa explicando como el celular es una distracción porque “no es un elemento de uso diario en la educación” y describe como la iniciativa de la directora será implementada a un mayor nivel cuando las autoridades superiores empiecen a fabricar las cajitas de “fibrofacil acolchado porque los chicos tienen buenos celulares”.
La directora está muy contenta, explica el artículo, porque su idea puede extenderse a otras instituciones educativas y su invento “insumirá definiciones de parte de directivos, padres y docentes, en la primera jornada institucional que se concretará a mediados de este mes”.
Lamentablemente, esta es la idea que se tiene sobre el uso de la tecnología dentro del salón de clase. Me imagino que muchas maestras, padres de familia, y planteles educativos aplaudirán esta “iniciativa” y pensaran que por fin encontraron la respuesta para aplacar a esos mocosos que no hacen otra cosa más que estar en el Facebook, oír música, y jugar con sus cajitas.
Para entender lo increíblemente malo de esta posición hacia el celular es necesario retomar el marco histórico de la educación en general, explorar por lo menos las cinco tendencias educativas que actualmente se practican, y saber las directrices para las políticas de aprendizaje móvil publicadas por la EUNESCO.
Donald Clark, gurú de la educación en línea, explica que los cambios en la educación han cambiado más durante los 10 años que en los últimos 1,000. Los primeros maestros se sentaban frente a estudiantes y “hablaba” dando su “clase”. La idea de sentar a estudiantes a tomar notas y “aprender” de maestro o maestra tiene sus principios en las costumbres religiosas de aprender por “la palabra”.
Pero el mundo ha cambiado. iTunes entra en el mercado en el 2001, Facebook en el 2003, Youtube, 2005, Twitter, 2006, Google docs 2007, Evernote, 2008 y Google + en el 2011. Tenemos una explosión de recursos digitales en las manos de los estudiantes.
Desde la invención del libro publicado, no había existido una revolución a esta escala. De pronto la forma de aprender está disponible a todas horas, en todos lados y el truco es que la educación ya no existe en un tiempo y lugar específico. Las maestras que no dejan usar el teléfono celular están perdiendo una gran oportunidad para que el alumnado aprenda. Por ejemplo, si el profesor dejara que los estudiantes grabaran una
lección con su teléfono, el estudiante tendría la oportunidad de ver el video en su casa para saber si en realidad se puede aplicar.
Las consecuencias son que la responsabilidad de aprender recae en el estudiante y el trabajo del maestro cambia de ser “el todo-lo-sabe” al que “deja aprender a todos”. La directora Pereyra debido al miedo de perder el control de las clases, pierde una oportunidad única. ¿Qué pensaría la directora si entra a un consultorio y el doctor saca un lápiz, una hoja de papel, y un libro de referencias en vez de usar una computadora?
Ahí está el problema, el maestro efectivo en estos días tiene que dejar el control del aprendizaje en las manos de sus estudiantes, en sus celulares. Pero la ignorancia de las formas para implementar los adelantos digitales nos hace construir cajitas de madera. Se ignoran por completo las múltiples tendencias educativas que están sucediendo en todo el mundo.
(continuara)
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