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El reformatorio de la educación

Al caos educativo que ya hemos arrastrado desde hace décadas, se le ha sumado la tan llevada y traída reforma educativa promovida por los genios del régimen en turno. Genios porque han sabido convencer que cuando deciden algo, persuaden a una gran parte de la población justificando los medios en pro de los fines. Genios por nombrar una negocia con un sustantivo que no es ni se parece a reforma. Genios porque esa cosa se encuentra muy lejos de estar relacionada con los contenidos, formas y objetivos de la actividad educativa. Genios porque saben imponerse en el conjunto de neuronas que guardan los cráneos de millones de niños y jóvenes contra cuyos intereses se dirigen las marrullerías de la SEP.

Lo hemos insistido en Las Cotidianas, la “reforma” no es sino el intento de transformar las relaciones laborales entre el Estado y los docentes. Nadie puede negar que desde hace varias décadas la viciada connivencia entre el SNTE y la SEP resulta en una sangría presupuestal, en el reforzamiento de una mafia desleal a su creador, en la encarnación de la corrupción y en un freno a lo que anhelamos como educación. Pero la reforma laboral del sector educativo está en marcha, aunque quienes encabezan el gobierno no aprendieron a buscar consensos ni a negociar a partir de lo que por más de media centuria había ayudado a construir el propio Estado corporativista mexicano.

Sin embargo, en términos de la formación de los futuros ciudadanos, la cosa sigue tan grave como antes. A nadie le cabe la menor duda la existencia de una educación apropiada para la vida que estamos viviendo. Quienes deciden por los demás y obtienen los beneficios de esas decisiones, no serán tan imbéciles como para ponerse a educar gente que en un futuro inmediato cuestione las prácticas sociales que reproducen al sistema. Si el sistema de relaciones funciona, ¿para qué modificarlo? Mucho menos se andarán promoviendo cambios desde dentro del mismo sistema. Juegan a ser pendejos, pero no lo son tanto. Se educa para domar, para aplaudir, para agradecer, para admirar, para competir, para pisar a los demás y mantenerse callado mientras otros nos pisan.

Pero mientras en el ámbito del poder político se trata de controlar con métodos más efectivos a los empleados del sistema educativo nacional, la educación sigue su marcha. Hemos aprendido muy bien que la vida es simulación y depredación, que traga más pinole quien más saliva produce, que se logra todo lo planeado haciendo trampa, así como que lo más importante siempre es la apariencia y no la sustancia, como por ejemplo, conseguir un certificado, un título o un posgrado aunque no sepamos ni la O por lo redondo.

Más de 35 millones de estudiantes, casi dos millones de docentes, un cuarto de millón de establecimientos educativos (números de la SEP en 2014) y un gasto público para mantener todo este aparato que en 2005 representaba el 5.1% del PIB (último, sic, dato del Banco Mundial), suena mucho pero jamás demasiado. Sin embargo, es necesario conocer los resultados cualitativos de todo este ejército y el tonelaje de recursos para su manutención y preparación.

¿De qué sirve todo esto cuando Forbes califica a México como el país más corrupto del mundo? Todos nos quejamos de la corrupción de nuestros gobernantes, pero no queremos aceptar que gran parte de la población en México juega a lo mismo. Exigimos que los gobernantes corruptos vivan en la cárcel, limitados en sus derechos, pero para que exista un corrupto, se necesita un corruptor (mínimo). Para que haya simuladores, es menester contar con quienes los solapan. Para que funcione la demagogia, deben existir quienes no quieren ver el fondo de las cosas.

Mi vecina Cenicienta Mandujano (la profe Tencha para sus pupilos) ha sido profesora por más de veinte años. Desde hace más o menos diez, le dio por el emprendedurismo y se dijo a sí misma: “Mí misma, este pinche salario no es suficiente para cambiar de auto cada cinco años y jamás nos podremos ir de vacaciones a Las Vegas ni a Disneyworld, así que inventemos algo más productivo”. Sabedora de las necesidades de los estudiantes de la escuela donde trabaja y aprovechando que cerca de allí hay plantadas otras tres escuelas, decidió inscribirse en una incubadora de empresas y al final de una capacitación certificada ISO90018-77, abrió un modelo de negocio de papelería con servicio de internet.

Además de vender moños y envolturas para regalo, stickers para adornar cuadernos y libros, imanes para el refri y peluchitos para el día de los novios, del maestro, de la madre, del padre, de la graduación, y otros enseres tan importantes en nuestra cotidiana vida, a veces Tencha vende un cuaderno, un par de bolígrafos y un lápiz del número dos. Pero lo más representativo de los ingresos de Tencha y sus parientes asociados (marido e hijos ahora mayores de edad, una hermana y un primo que pistea un día sí y el otro también) es el bonche de trabajos de internet que les encargan los clientes.

Cada medio día, se forma una gran cantidad de madres con su memoria USB en mano y un papelito donde llevan apuntadas las tareas del día encargadas por los docentes para el día siguiente. En un par de horas regresan a recoger impresa la tarea que entregarán por la mañana y con la cual sus bodoques serán calificados como excelentes, con seguridad, porque son trabajos salidos directamente de la red… Mientras, los inútiles chamacos estarán frente a la tele, juatsapeando o jugando con sus ecsbocs. Llegarán a clase con los ojos inflamados de tanto ejercicio visual, de mala gana entregarán las tareas y serán acreedores a un diez más. Obvio, el profe no los leerá, evaluará la grandiosa presentación diseñada en la papelería de Tencha.

Y así lo harán por el resto de su vida escolar. Aprenden a obedecer la entrega de la tarea. Saben de las dificultades para lograr textos de tal complejidad. Los padres, siempre preocupados por las calificaciones de sus hijos, sacrifican su tiempo y su dinero para alcanzar esos dieces tan significativos para una vida que comienza. Tencha apoya la educación, maestra ha sido siempre y maestra morirá. Los profes de las escuelas de su alrededor apilan tareas y cada semana salen carretonadas de papeles impresos que servirán para maldita la cosa.

La educación avanza.

mawyaka@hotmail.com

http://www.semanarioelreto.com http://lascotidianas.wordpress.com

 
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