Las elecciones que acaban de pasar nos han dado indudablemente varias lecciones a los mexicanos, la más importante de ellas es que los ciudadanos deciden en una democracia.
Otro gran mensaje que hemos obtenido, es que el invencible “voto duro”, acompañado de “compra” de conciencias, resulta que no fue tan imbatible; cuando los ciudadanos se deciden a salir a votar, su voluntad se impone sobre cualquier “manipulación de conciencias”.
Siguiendo con las lecciones. Hemos aprendido que nuestras autoridades electorales cumplen cabalmente con su función. El cuento de que si una casilla no está defendida está perdida, se fortalece como lo que es, una falacia. La mejor defensa de la elección la dan los propios ciudadanos que participan como funcionarios de las mesas directivas de casillas.
Este pasado domingo 5 de junio de 2016, vimos cómo ciudadanos diligentes llegaban a entregar responsablemente sus paquetes electorales a los centros de acopio establecidos en mi Ciudad Juárez, después de haber participado estoicamente más de doce horas en el desarrollo de la jornada electoral que se llevó a cabo, sin importarles las altas horas de la noche, las altas temperaturas, y a veces las amenazas de grupos de cobardes que quisieron tergiversar la voluntad de los electores.
Se dio la alternancia electoral en estados que nunca la habían tenido, como Tamaulipas, Durango, Quintana Roo y Veracruz, se dio el retorno del PRI en estados como Oaxaca, que es muy complejo y Sinaloa, que se le cobró al PAN no haber tenido un gobierno panista.
Ahora que el péndulo dio la vuelta, el PAN tiene el reto de iniciar un proceso profundo de cambio de rumbo, hacia gobiernos transparentes y abiertos, combatir la corrupción, establecer mecanismos de participación ciudadana y rendición de cuentas.
En estos tiempos, tenemos la oportunidad para corregir el rumbo del país, reparar las fallas que han impedido el avance de la transición democrática, como hacer que los partidos políticos dejen de ser cotos de poder de unos cuantos, en lugar de espacios para la participación política de los ciudadanos que comulgan con sus diversas ideologías.
Los ciudadanos nos han dado el ejemplo, ejercieron su gran poder en las urnas. Ese mandato claro es el de la alternancia, por lo que al Partido Acción Nacional se le ha dado una segunda oportunidad, y quizás la última. Ello representa un gran reto y responsabilidad para los gobiernos emanados de ese partido, aún más, tomando en consideración que los ciudadanos en la generalidad de los casos no le dieron su voto a los independientes.
Tenemos ante nosotros la posible alternancia en las elecciones del 2018, dichas elecciones van posiblemente a determinar el destino del país para los próximos 50 años. Los ciudadanos han despertado, nos dieron el ejemplo, de que cuando se deciden a votar ejercen el poder de cambiar el rumbo de las cosas.
En mi estado de Chihuahua se dio el mandato a Javier Corral Jurado, político panista sui generis, que sin perder su enfoque ideológico esencial en la doctrina de Acción Nacional, tiene una clara agenda social, de la mano de muchos liderazgos nacionales y locales de la izquierda mexicana. Corral se ha comprometido a implementar el Gobierno Abierto que personalmente he venido impulsando.
Considero que es la oportunidad de mandar una señal nacional desde Chihuahua, que la transparencia, rendición de cuentas, respeto irrestricto a los derechos humanos y al estado de derecho, es el camino de orden que exigen los ciudadanos, con su participación activa a través de los métodos de Gobierno Abierto.
Esa fue la oferta, esa es la expectativa, si se falla, que nos quede muy claro, habrá consecuencias. El ciudadano nos ha dado el ejemplo, ¡la democracia vive! y está siendo efectiva, aceptemos el reto, los nuevos gobernantes deben asumir ese mandato con responsabilidad. No es una carta en blanco, es una responsabilidad que se va a estar vigilando de una manera efectiva.
Si al inicio del siglo XXI el pueblo de México le apostó a la democracia, si en la elección federal del 2012 hubo alternancia con un mandato no muy claro, ahora el pueblo decidió salir a votar para contrarrestar al voto duro inducido, y por ello, dicho voto duro no surtió los efectos deseados. Por esto, ahora los partidos políticos y ciudadanos con inquietudes de salir elegidos en puestos públicos como independientes, deben claramente comprender que las elecciones no se ganan ni con dinero, ni con inducciones ilegales al voto, sino con ofertas políticas inteligentes, sinceras, de buena fe, con conocimiento de los deseos de la ciudadanía, presentando dichas ofertas de una manera clara y sencilla sin manipulaciones ni engaños.