Las diferentes épocas del año inciden de distinta manera en las actividades y el ánimo de los seres humanos. Los que vivimos en este desierto de Paso del Norte lo sabemos muy bien: estos días de junio con temperaturas arriba de los 30 grados nos hacen desear el invierno; pero, cuando estamos en pleno frío, sí, queremos algo del calorcito, si no del pleno verano por lo menos de sus principios o finales.
También para los artistas las cuatro estaciones han sido motivo de inspiración. Seguramente está llegando a su cabeza la obra de Vivaldi, cuyo título original en italiano es Le quattro stagioni. Se trata de una pieza musical compuesta por cuatro conciertos –de tres movimientos cada uno– para violín y orquesta, titulados cada uno Primavera, Verano, Otoño e Invierno.
Otra obra que ha tenido gran acogida entre el público joven, es la de Stephen King, también titulada Las cuatro estaciones (1982), una colección de cuarto novelas cortas, en dos tomos, el primero subtitulado Primavera y Verano; el segundo, Otoño e Invierno.
Es posible que estén pensando en el largo poema de Rubén Darío, compuesta de cuatro piezas, “Primaveral”, “Estival”, “Autumnal” e “Invernal”, que se encuentran en su libro Azul, publicado en 1888, y a las que en conjunto llamó “El año lírico”. El más famoso, como saben, es “Estival”, y específicamente la tercera parte, que ahora dejo aquí.
Aquel macho que huyó, bravo y zahareño
a los rayos ardientes
del sol, en su cubil después dormía.
Entonces tuvo un sueño:
que enterraba las garras y los dientes
en vientres sonrosados
y pechos de mujer; y que engullía
por postres delicados
de comidas y cenas,
como tigre goloso entre golosos,
unas cuantas docenas
de niño tiernos, rubios y sabrosos.
Si por casualidad, ustedes no conocen el poema y quieren saber por qué esta bestia sueña que come niños, léanlo, seguramente comprenderán su proceder. Además, Darío escribió otros poemas relacionados con las cuatro temporadas del año, uno de ellos es “Canción de otoño en primavera”.
Otros famosísimos poetas también fueron atraídos por las estaciones para crear. Pablo Neruda escribió “Jardín de Invierno”, Gabriela Mistral, “Doña Primavera”, y César Vallejo, un “Verano”.
En el año el otoño es un sosiego y es la más suave de las estaciones en ella se perdonan los perdones y renace el anhelo solariego el otoño no tiene sol de fuego ni turbas ni dramáticas visiones los dolores se van de vacaciones y la brisa en las tardes es un juego en el otoño pasa la jornada lentamente/con calma/con olvido y con la mente bien despabilada digamos que en la paz está la clave del ocio saludable y compartido porque el otoño es eso/vida suave.
El soneto anterior es de un autor, también muy conocido, Mario Benedetti, y se titula “Otoño”.
Por otra parte, existe un libro titulado Haikús de las cuatro estaciones (2013). Se trata de una antología de esos pequeños poemas, en versiones -traducciones- de Arturo Carrera, dividida en las cuatro estaciones. Se recopilan en dicho libro los poemas de 17 sílabas que Bashö escribió en alusión a la Primera, el Verano, el Otoño y el Invierno.
Por supuesto, también los pintores estuvieron interesados en dedicar sus pinceles a las distintas épocas del año. Entre los que se ocuparon del invierno están Gauguin, Picasso y Pieter Brueghel el Viejo. Por otra parte, la historia de la pintura está plagada de obras que hacen referencia a la primavera, que se representa usualmente con mujeres jóvenes, naturalezas floridas y sentimientos de alegría, felicidad, amor y bienestar. Como lo hicieron Boticelli, Jean Auguste Dominique Ingres, Jean-François Millet e Ignac Ujvary; quiero decir que uno de mis favoritos es El regreso de la primavera, pintado por William-Adolphe Bouguereau, en 1886.
Es muy común dentro del arte, equiparar la vida del ser humano con las estaciones del año, de acuerdo a las características predominantes en las diferentes etapas de la vida biológica y emocional de las personas. Por mostrar un solo ejemplo, en la primavera como en la infancia prevalece el encanto, todo resplandece, las ilusiones, los sueños, las fantasías. Los colores que se muestran en esa época, están presentes en las descripciones dentro de las obras de arte. De ahí figuras como la nieve de su cabeza, o el ardor de la vida, para referirse al invierno y al verano, respectivamente. Un ejemplo clarísimo y muy
conocido por todos es la imagen del año viejo y el nuevo, representados con un bebé y un viejo muy anciano.
¿Cómo percibe usted las distintas épocas del año? Sí, las que más disfrutamos en esta región son la primavera y el otoño, aunque duren tan poco. Así que, ¿cuál prefiere?, ¿o debo preguntarle eso en enero?