Verificación vehicular
- Guillermo Farber
- Jun 25, 2016
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Por la gran importancia del tema, me abstengo por ahora de continuar la serie de sarcasmos-que-no-siempre-son-realmente-sarcamos para reproducir la continuación de esta crucial polémica sobre la verificación vehicular, tema al que el gobierno de la Ciudad de México toma con su insolente frivolidad de costumbre.
Al meticuloso y demoledor artículo del doctor José Luis Camba (que reproduje en este espacio hace un par de semanas) el gobierno de CDMX respondió como suelen hacerlo las “autoridades” cuando el asunto es demasiado espinoso: lo ignoró por completo. La única respuesta recibida hasta hoy es de la ambientalista Martha Delgado Peralta, quien dice: “un colaborador me preparó estas respuestas para el doctor José Luis Camba”.
En su contestación a esa “Respuesta al doctor Camba”, éste hace pinole al anónimo “colaborador”. Cito:
Mi estimado Guillermo: no se el nombre del responsable de las “respuestas”, por lo que no podré dirigirme a él por su apellido. Lo llamaré, cuando sea necesario, el señor M (inspirado en el maestro de escuela primaria o secundaria que con colores corrige las respuestas de sus alumnos). Cabe mencionar que, en mi artículo, no me hice ninguna pregunta a la que no diera precisa contestación; por lo que ignoro porqué merezco respuesta alguna. Sin embargo, debo agradecer que el señor M lo haya leído. ¡Creo! Comenzaré por la forma:
Me parece impresentable que alguien se refiera a algo tan serio de manera tan ligera. ¿Acaso el tema no amerita exhaustividad? (No es pregunta, es sarcasmo). De verdad que hay que bajar muchos peldaños para esto, pero como no me parece justo que el estercolizo que te enviaron sea, por respeto a los lectores, la última palabra, tengo que decir algo para que el silencio no se interprete como aceptación.
El señor M debió escribir un artículo. Menos de eso es inaceptable. Ahora que, a juzgar por su escritura, esta hipótesis se antoja imposible. Vamos, hasta reprodujo una gráfica que no sólo no aporta nada a su argumento, sino que lo desaprueba (basta con observar con atención para entender que, en aras de encontrar una crítica, reproduce un gráfico relativo al Factor Lambda, que favorece, como no podía ser de otra manera, mi argumentación). Me recuerda al compañero de escuelita que pegaba una estampita de Simón Bolívar para la tarea de la Independencia de México.
Muy bien, ahora vayamos al fondo. Aquí podría terminar este texto, puesto que no hay fondo del qué hablar. Sin embargo, voy a hacer un esfuerzo para otorgarle al señor M el respeto que él no da al tema.
En general, cabe mencionar lo obvio. El señor M es un climatofílico. Sin duda, vive de ello. O al menos lo intenta. Es un creyente. Hacerle ver la verdad es equivalente a intentar convencer a un Talibán de que la suya no es más que otra religión (50 muertos y un tanto más de heridos).
Vayamos por orden. Primero, me declaro incompetente para entender lo que el señor M quiso decir con los primeros tres párrafos que marcó, pero no aprendí nada. El Factor Lambda no es una prueba para medir la contaminación ambiental. De esto no hay duda. Si alguien la tiene, a leer al autor.
Segundo, referente al origen de la prueba, no me sorprende que no le importe cuándo o cómo se creó la ecuación del Factor Lambda. Es costumbre de todo fanático negar la historia que no justifica sus creencias (la ciudad de Petra y el “Estado Islámico” es buen ejemplo).
Continúo mañana con esta respuesta del doctor Camba.