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Apenas brilla alzándose el argentino sol y la estrella chilena se levanta

No se trata del juego de futbol. El título de esta contribución es un verso de un poema de Rubén Darío, titulado A Roosevelt, contenido en los Cantos de vida y esperanza, publicado en 1904. Puede leerse en internet; recomiendo el material de lectura de la UNAM.

El poema escrito en 1904, de una extraordinaria riqueza y fuerza, aborda aspectos cruciales para América Latina, vigentes desde entonces y pendientes de resolución, cuestiones cruciales como la autodeterminación, la integración y la lucha contra el imperialismo. Presenciamos hoy el paulatino desmoronamiento de los bloques mundiales; la guerra fría cambia de temperatura y México no puede ser un espectador ingenuo. El poder se concentra, se revuelve y distribuye a contrapelo de las voluntades populares. El Reino Unido, un eufemismo histórico, decide apartarse de la Unión (otro eufemismo) Europea mientras que en su interior hierven las autonomías oligárquicas y populares.

Este poema fue escrito poco después de la firma del tratado Hay-Bunau Varilla en 1903 por el cual Panamá cedía el paso para la construcción del canal interoceánico. En estos días sabemos de su ampliación y recordamos la lucha de Panamá por recuperar su territorio. En aquellos años, lo que ahora es Panamá formaba parte del territorio colombiano. Colombia no estuvo de acuerdo con los términos del tratado del canal con los Estados Unidos y entonces, un grupo de “panameños” procedió a declarar la independencia y crear un nuevo país.

En el poema de Rubén Darío se indica que Chile y Argentina se irguirían para contrarrestar el apetito y el poderío del imperio. No ha podido ser así. Los países de nuestra América Latina, cada uno en su interior, luchan contra la explotación, el despotismo, la ignorancia y la opresión y en ese clima poco propicio para los puentes y las ideas, cada país avanza y retrocede a tumbos ante los embates del dinero.

Este poema recuerda a los poetas nuestros, entre ellos a Nezahualcóyotl, también a reyes como Moctezuma y a Cuauhtémoc como símbolos de gallardía y lucha continentales.

Darío escribió este poema estando en Málaga y por su grandeza literaria y política pronto fue objeto de publicaciones en revistas tanto europeas como americanas; no faltaron adversarios que defendieron la postura americana. Este poema fue como un fogonazo, que como diría Martí, asusta en la noche a la fiera.

Nuestros tiempos requieren un nuevo fogonazo; los pueblos, el nuestro como el mas cercano, están hartos y cansados, empobrecidos pero no embrutecidos aunque no falte la intención. Nuestra herencia valiosa es el idioma que nos permite comunicarnos no obstante cordilleras, océanos y aguas. No podemos considerarnos locales y la nación no puede limitarse a ser una razón social impresa en un uniforme deportivo; nuestra vinculación es con nuestra historia y lenguaje común.

El proceso político del país vecino demuestra como ha sido siempre, que el resto del mundo es como un campo de juego que las élites se disputan, algunas empleando con mayor desparpajo calificativos contrarios a nosotros. Tengamos cuidado porque no se trata de un hombre o de un grupo sino de un designio imperial que no se ha detenido en su avance sobre bases claras y engañosas. Nuestra fuerza no radica en la madre patria, rapaz también, sino en nuestra herencia cultural.

Antonio Canchola Castro

canchol@prodigy.net.mx

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