Existen muchas expectativas de los nuevos gobiernos elegidos en las pasadas elecciones de junio de 2016. La gente ha dado una oportunidad al elegir generalmente gobiernos ajenos al PRI. Las expectativas y exigencias van a ser altas para las nuevas administraciones estatales y municipales. La oposición seleccionada ahora para gobernar debe en estos momentos comprender que sus gobiernos no podrán jamás ser iguales a los habidos con anterioridad.
¿Cuáles son las exigencias del pueblo para esos gobiernos? En primer lugar, no se tolerará la corrupción, ni los autoritarismos y abusos de la autoridad. Habrá una gran exigencia por la seguridad y el mantenimiento del orden.
El mayor reto que tendrán muchos de los nuevos gobiernos será el hacer frente a los problemas financieros que se heredarán de las administraciones salientes. También será un gran problema el desenterrar todas la ilegalidades cometidas por innumerables servidores públicos que se desempeñaron en un ambiente de la más alta impunidad, después de que en estos últimos meses de gobierno se supone que han estado dedicándose a esconder sus tropelías.
Otro desafío será que los gobiernos próximos a tomar posesión, estarán sujetos al juicio popular en su desempeño, en un lapso corto de menos de dos años, en que sucederán las siguientes elecciones, en el que en muchos casos se renovarán los ayuntamientos y congresos locales.
Pero lo más importante a considerar, es que si los nuevos gobiernos emanados del Partido Acción Nacional y algunos independientes en la esfera municipal, no dan el ancho, se abrirá la gran oportunidad de que la izquierda se unifique ante López Obrador y se levante con el triunfo de la elección presidencial en el 2018.
Es por ello de que el PAN tiene la gran responsabilidad histórica de seguir por el camino de constituir auténticos gobiernos de los ciudadanos, en donde impere la transparencia, la participación ciudadana que haga posible la rendición de cuentas y la auténtica conducción del gobierno por los ciudadanos
Los ciudadanos exigen seguridad pública, sobre todo en los estados de Chihuahua, Tamaulipas y Veracruz, en donde el crimen organizado tiene bajo su control bastas
porciones territoriales, exigen que los recursos públicos se gasten eficientemente y de forma transparente, con un orden institucional en el que se destierren los amiguismos, las licitaciones amañadas que se hacen a modo de los favoritos del grupo gobernante.
La gente también quiere que se persiga con rudeza a los políticos corruptos que han dilapidado las haciendas públicas de los estados, y sobre todo que haya reparaciones de daños, con extinciones de dominio y confiscaciones de propiedades y cuentas bancarias de los políticos corruptos, empezando por los gobernadores.
Pero también el ciudadano va a pedir apertura en los partidos políticos. Por ejemplo: en mi estado Chihuahua, para ello, la reforma política que se plantea realizar, con la conducción del gobernador electo, Javier Corral Jurado, pretende establecer un novedoso sistema de elecciones primarias para que los partidos políticos elijan a sus candidatos, a través del voto directo no nada más de sus militantes, sino de los ciudadanos que se registren como simpatizantes de los partidos, a fin de evitar que pequeñas camarillas de dirigentes partidistas cierren el paso a la participación política de muchos ciudadanos comprometidos y capaces, que no han podido llegar al poder por el amafiamiento de la política partidista.
Por último, los ciudadanos quieren de los nuevos gobiernos, que los perfiles de los servidores públicos sean adecuados a sus funciones y no se tomen los puestos públicos como meras preseas de guerra política, en donde las posiciones de poder se usan como patrimonio propio para servirse de ellas y no como lo que deben ser, áreas para el servicio público.
Más le valdrá a nuestra Nación, que los nuevos gobiernos comprendan a cabalidad esta gran responsabilidad histórica que tienen, de ellos dependerá en gran parte que nuestra democracia se consolide o que se de entrada a gobiernos populistas dirigidos por un caudillo que acabará con las instituciones republicanas y democráticas del país, que nos pueda mandar al obscurantismo y desastre económico, que países como Venezuela sufren.
Esperemos que la estrepitosa caída del PRI en las pasadas elecciones no vaya a ser el preludio del desplome de la vida democrática del país, sino que sea el antecedente de un salto hacia la senda del desarrollo democrático pleno, que sea impulsado por buenos gobiernos que se desarrollen con apertura a la participación ciudadana, con transparencia, institucionalidad, que respetan los derechos humanos y se desenvuelven con eficacia y rendición de cuentas.