Muy endeble la defensa de la presidencia a la denuncia de un delito.
Como ya se ha hecho costumbre, las explicaciones se enredan entre sí. Que fue un error de edición, que el director de tesis no leyó la tesis (¿cómo la aprobó? ¿Universidad patito que vende títulos?). Que sí la periodista no tiene título. Este gobierno parece inspirarse en el queso Oaxaca.
El hecho ineludible es que quién firma un ensayo, tesis o lo que sea publicado, es responsable por su contenido, aunque haya contratado a alguien para que le hiciera el esfuerzo de edición final.
Peña Nieto plagió la tesis. Alguien le hizo un flaco favor al sostener que leyó más de tres libros. Y estamos orillados a preguntar si en realidad él escribió la tesis, o si se la encargó a alguien cuya cultura es mayor a la del joven Peña. Hay muchos que por un dinero lo hacen, como si fuera un trabajo más.
Parece no quedar duda que también de ésta saldrá impune. Lo que dará un mensaje fatal para la moral nacional. Su popularidad seguirá cayendo, tal vez al mismo ritmo que la economía.
En México se impone la impunidad, que no es otra cosa más que quién comete un delito o una falta, se salga sin la sanción correspondiente.
Peña y compañía llevan varias. Casa Blanca, Miami, OHL, Malinalco, tren Querétaro, Monterrey 6. Han arrasado con el país. El rechazo se muestra en todas partes. Derrotas del PRI. Nivel de aceptación bajísimo. Y ahora hasta los priistas sostienen que está por entregar al país, o lo que quede de él, porque lo está rematando.
México merece algo mejor.