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Educa… what?

Anunciada como la madre de todas las reformas estructurales, la reforma laboral en el sector educativo y que le llaman con otro nombre, no ha pasado de ser un mal chiste del sexenio peñanietista. Realizada en las rodillas, con objetivos meramente laborales, fuera de toda costumbre política al evitar cualquier intento de negociación con las partes involucradas y siguiendo tan sólo los dictados de los organismos financieros internacionales, la mentada reforma se suma a los ya de por sí escandalosos fracasos del régimen en turno.

Como muestra de lo importante que resulta para el gobierno federal el rubro educativo, está el recorte del 72% del presupuesto 2017 a las acciones aparentemente académicas de apoyo a la mencionada reforma. De la manera como Videgaray (ratificado y defendido por Meade) recortó el gasto educativo, de salud, protección al ambiente y creación de infraestructura, nos damos cuenta que la prioridad es la sobrevivencia priista en los próximos dos años y entregar la estafeta con visos de desastre para el que sigue (¿la que sigue?).

No nos queda más que sospechar que los cuatro años que han transcurrido de este gobierno, no han sido sino de criminal saqueo de las arcas públicas. Hay que recalcar una errática manera de conducir los destinos de la nación, siempre teniendo como finalidad satisfacer las demandas más urgentes de los sectores económicos más poderosos dentro del país –nacionales o extranjeros-.

Obvio es que asimismo se siguen a pie juntillas las recomendaciones-órdenes de los organismos financieros que manejan la economía del mundo y que, para ponerles nombre y apellido, desde Chicago, los hijos de Milton Friedman comandan el diseño de los caminos que se han de seguir en materia económica, financiera, educativa, militar, productiva y hasta cultural. No es de extrañar que el Foro de Liderazgo Mundial haya entregado a Enrique Peña Nieto, en Nueva York, la Medalla al Estadista, “En reconocimiento a los cambios estructurales en México que permiten estimular la relación entre ambos países”. ¿Entendido?

¿Qué pasó con las escuelas de tiempo completo? Entre la indefinición presupuestal, la mala gana con la que las autoridades intentan ponerlas en operación, la resistencia de los docentes, la indiferencia de la población y “las cortinas de humo”, el programa está en vías de su desaparición. Si valorásemos los resultados obtenido en este tipo de programas en Brasil, exigiríamos algo similar en muchos otros países. Sin embargo, además del interés de quienes conducen la política educativa de la nación, debe agregársele el convencimiento de los profesores, la obtención de los recursos técnico-didácticos, el financiamiento para la alimentación de los alumnos, el entendimiento de la importancia de proyecto por parte de los padres –o quienes estén a cargo- de los chamacos y, sobre todo, la comprensión de que es una alternativa para salir del maíz podrido

El acto de educar jamás será garantía por sí mismo de una mejoría en las condiciones de vida de una sociedad. Sin embargo, estoy convencido de que en cuanto mejor educada esté la población, tendrá herramientas más efectivas para decidir consecuente y conscientemente el camino que debe seguir. ¿No se trata de eso la democracia? Educar no significa construir escuelas o abrir plazas docentes. Eso es solamente una parte del inicio. Siempre dejamos para después las discusiones sobre contenidos de

la educación, sobre la calidad del aprendizaje. Los indicadores educativos siempre son medidos por quienes llenan cuadros estadísticos, sin más análisis que las sumas y porcentajes útiles solamente para que los funcionarios se paren el cuello.

Emitir certificados y títulos de grado y posgrado no garantiza que los individuos hayan aprendido a razonar lógicamente, a definir un problema y plantear sus posibles soluciones. Tristemente, ni siquiera significa que el portador del documento tenga la capacidad de comprender el significado de un mugre párrafo.

La preocupación de empresarios y autoridades por la educación y el mejoramiento de las condiciones de vida de los mexicanos se refleja en el desmantelamiento de escuelas como la de agricultura en Ciudad Juárez, el golpeteo permanente a las normales urbanas y, sobre todo, a las rurales, en una política educativa que privilegia un discurso eficientista a partir de números –maquillados siempre- que jamás se acercan a una evaluación cualitativa del proceso, en una obediencia ciega a los dictados neoliberales y cosillas por el estilo.

¿En qué consiste la defenestración de Elba Esther? Un espectáculo para los medios. El SNTE sigue funcionando de acuerdo a usos y costumbres establecidos des su creación en el sexenio de Manuel Ávila Camacho y ni quien lo toque. Aún como modelo del combate a la corrupción, la Gordillo sigue gozando de las canonjías del SAT. Dicen (Diario, 14 de septiembre pasado) que el líder de la sección 8ª. –Chihuahua- posee seis plazas laborales comisionadas. ¡Échese ese trompo a la uña! Cuando lo comenté, una maestra dominicana me aseguró que el líder docente de su país recibía como ingresos lo suficiente para sostener un distrito escolar. Se mexicaniza la educación en el Caribe.

Entre quince y veinte horas semanales en la escuela no conduce a nada más que a lo mismo que hacía el tío Lolo. Cuando se propone una -¡una!- hora más en los jardines de niños chihuahuenses, las protestas brotan como hongos en el bosque. Las maestras se sintieron explotadas y lograron echar para atrás la medida.

Se trata de desmantelar lo poco que se avanzó en otros tiempos y privatizar el servicio. Que vaya a la escuela quien tenga para pagar. Quienes no tengan, podrán quedar en stanby, vagando en las calles, simulado recibir una educación con la semialfabetización que ahora se brinda. Siempre será suficiente para alimentar de mano de obra barata una industria productora eterna de basura.

Pero para los demagogos lacayos de quien verdaderamente manda en este mundo, es necesario demostrar que se trabaja en la senda correcta: ¡cero rechazados! ¡Cero reprobados! ¡Educación de excelencia! A nadie parece importar el aprendizaje… ¿Servirá de algo aprender?

Dice Leonardo Haberkorn, un periodista uruguayo que decidió renunciar a la docencia: “Y lo malo termina siendo aprobado como mediocre; lo mediocre pasa por bueno; y lo bueno, las pocas veces que llega, se celebra como si fuera brillante.” Mejor léalo directamente en http://leonardohaberkorn.blogspot.mx/2015/12/con-mi-musica-y-la-fallaci-otra-parte.html?m=1 y luego platicamos más a gusto.

mawyaka@hotmail.com

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