Al aceptar su derrota en las elecciones primarias del Partido Demócrata, el senador Bernie Sanders dijo que le endosaba a Hillary Clinton sus trece millones de votantes demócratas y que el camino era el socialismo democrático. Hillary, sin embargo, se consolidó como la candidata de Wall Street.
Los que muchos analistas están considerando es que los votantes demócratas de Sanders en las primarias no votarán por Hillary en las abiertas porque la candidata demócrata se olvidó de las ideas anti Wall Street defendidas por Sanders. Los millennians o jóvenes de la generación XXI se negaron a voltear al establishment y quieren el socialismo democrático de Sanders. Y ésos son los votos que le hacen falta a Hillary para despegarse de Trump.
La desigualdad social que el capitalismo estadunidense no ha podido paliar es la que ha motivado a los jóvenes a buscar otras salidas. En uno de sus más largos, estimulantes y demoledores discursos en 2010, Sanders explicó en el Senado las razones de la desigualdad. En los primeros años de Barack Obama quince personas han incrementado su fortuna en 170 mil millones de dólares, en tanto que 45 millones de estadunidenses viven en pobreza extrema.
El alegato de Sanders acaba de aparecer en español: Discurso sobre la codicia de las grandes empresas y el declive de la clase media, en edición de MalPaso, 326 páginas de un discurso de ocho horas seguidas. El viejo senador de 75 años logró motivar a los jóvenes menores de 30 años con una crítica al capitalismo del abuso y el 1% de superricos y bajo la bandera --no nueva pero sí significativa después del desmoronamiento de la Unión Soviética en 1989-- de un socialismo democrático. Los territorios se fijaron: Sanders defendiendo a la clase media contra la codicia de Wall Street y Hillary como representante del establishment financiero de Wall Street.
Sanders acusó a Barack Obama de rescatar a las compañías financieras con recursos públicos, en lugar de ayudar a los ciudadanos; reveló que esos apoyos se convirtieron en bonos para los jefes de las corporaciones: Goldman Sachs recibió 780 mil millones de dólares de Obama, Morgan Stanley más de dos billones, Citigroup 2.4 billones, Bear Stearns casi un billón y Merryll Lynch 2.3 millones de ayuda disfrazada de préstamos a corto plazo de la Reserva Federal. Y prestó dinero de rescate a Corea, Arabia Saudita y México.
En cambio, los ejecutivos de las empresas JP Morgan, Morgan Stanley, Bank of América han recibido bonos de premio con el dinero del rescate; además, en plena crisis Obama aprobó con el Congreso una ley para exención tributaria a los ricos. En cambio, los pobres perdieron empleo y sobre todo vieron desaparece el modelo laboral del retiro pagado.
Este escenario se vota en los EE.UU.: Trump y Hillary son iguales y representan el establishment de los ricos de Wall Street.