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Dos textos para desmitificar el Excélsior de Julio Scherer

A partir del método ideológico del México priísta, la construcción de referentes se basa en mitos y no en realidades. Ahí está, por ejemplo, el 2 de octubre del 68 que no se olvida pero que ya se olvidó. Y ahora se abre el debate sobre el mito del Excélsior de Julio Scherer García.

Hoy se presentará el libro La red de los espejos. Una historia del diario Excélsior 1916-1976, del historiador Arno Burkholder. Su texto anduvo deambulando por meses en las redes y hasta ahora el Fondo de Cultura Económica lo circula como libro formal.

El libro La red de los espejos explora esa parte de Excélsior que hay que conocer para tener una explicación real de lo ocurrido el 8 de julio de 1976, cuando se dio una caótica asamblea de la cooperativa que motivó que Scherer García no se quedara a recuento de votos y saliera autoexpulsado de la empresa. La historia política insiste en que fue un golpe urdido por el presidente Echeverría para callar una voz crítica, aunque el éxodo de reporteros y articulistas enriqueció el periodismo crítico y dio a luz a la revista crítica Proceso,

Para entender el caso Excélsior hay que leer otro texto de Burkholder que también circula en redes y que fue publicado por la revista Historia Mexicana de El Colegio de México: El Olimpo fracturado. La dirección de Julio Scherer García en Excélsior 1968-1976. En esta investigación reconstruye minuciosamente el estilo de dirección del periódico como si fuera empresa privada y no una cooperativa de trabajadores. En este sentido, los dos textos de Burkholder muestran que una cosa es la realidad y otra el mito.

La parte más interesante de los dos textos aporta elementos para señalar que el periódico Excélsior fue un diario del establishment priista: Díaz Ordaz como secretario de Gobernación y presidente y Echeverría como secretario de Gobernación y presidente contribuyeron al ascenso de Scherer en la estructura de la cooperativa como una estrategia de Estado: evitar que la derecha se quedara con el periódico. Scherer aceptó esos favores, pero actuó como un director crítico del poder. En 1974 Echeverría cubrió con publicidad gubernamental el boicot de publicidad privada.

Los periódicos en el viejo régimen priista eran factores de cohesión nacional en su tarea de bocinas del poder. Excélsior cambió el escenario al poner el espejo del periodismo para reflejar las contradicciones del sistema, solo que sin construir su propia autonomía relativa del poder. La crisis de 1976 se agudizó con el pleito por los terrenos de Paseos de Taxqueña, pero Burkholder rastreó el conflicto a partir de los propios errores del periódico en la negociación con los campesinos propietarios. El colapso de Excélsior fue responsabilidad directa de Scherer García y ocurrió dentro de las reglas del poder priista.

En este sentido, la verdadera historia del mito Excélsior apenas se está conociendo y Burkholder aporta dos investigaciones vitales para la historia real del periodismo político mexicano.

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