top of page

Contra Donald Trump, vasta conspiración del establishment

A la memoria viva de René Avilés Fabila

Pareció una escena sacada de El Padrino II: en el juicio en su contra con testimonios de su exaliado Frank Pentangeli, el Don, Michael Corleone, hizo entrar al hermano de Frank y lo sentó junto a su esposa Kay. En el sillón de interrogatorios, Frank entendió el mensaje y cambió su testimonio ante la furia del FBI acusador.

En el debate del domingo, Donald Trump colocó junto a su esposa Melania a mujeres que acusaron a Bill Clinton de abuso sexual y hasta de violación. Una fotografía muestra a un Bill con los ojos llameantes. Y en el foro, Hillary Clinton careció de autoridad moral para criticar el video en el que Trump en el 2005 tuvo frases hirientes sobre las mujeres. Trump dijo que ella había sido cómplice de los abusos sexuales de su marido.

El dato no es menor. En el primer debate, Trump afirmó que llevaba un arsenal de acusaciones contra los abusos sexuales de Bill Clinton pero que se contuvo porque en la primera fila estaba Chelsea, la hija de los Clinton. Y el domingo, a pesar de que Chelsea estaba junto a su padre, Trump destruyó la poca reputación de Bill Clinton y exhibió a Hillary como corresponsable de esos abusos, uno de los cuales le costó 10 millones de dólares de pago a la acusadora, como recordó Trump.

El segundo debate tuvo otros escenarios:

1.- La comunidad estadunidense se enfureció con las frases hirientes de Trump sobre mujeres cazafortunas, pero siguió guardando silencio sobre las violaciones de Bill, a pesar de un libro que se revela que Bill sigue abusando de becarias en su biblioteca personal de expresidente. En 1992 Hillary dijo que las acusaciones de abusos sexuales contra su marido eran una “vasta conspiración de la derecha”.

2.- La ola de presiones para que Trump renunciara a la candidatura por el video estuvo formada por miembros del establishment del poder real de los EE.UU., formado por miembros de los dos partidos, el poder el de los beneficiarios de contratos e intereses y los seis lobbies hegemónicos: militar, industrial, financiero, armamentista, de seguridad e israelí. Trump es un outsider o intruso en la red de intereses de la Casa Blanca.

3.- La campaña presidencial añadió un séptimo lobby: el de los medios de comunicación autodenominados progresistas pero en realidad guardianes del orden institucional del capitalismo industrial, favorecidos del sistema de redes de poder, el mismo subsistema del establishment que derrocó a Nixon en una alianza demócrata-republicana --el periodista del Washington Post Bob Woodward es republicano, tuvo entrenamiento en inteligencia y seguridad nacional y su fuente Garganta Profunda fue el subdirector del FBI--. La prensa liberal ha violado sus códigos de ética y equilibrio informativo intentando frenar a Trump porque el republicano se ha negado a responder a la dominación cultural de esos medios.

Al terminar el debate Trump siguió vivo y con posibilidades de ganar.

bottom of page