La serie de televisión "Downton Abbey" empieza con la noticia del accidente del Titanic (1912). El prometido de Lady Mary Crawley ha muerto, y esto causa un gran problema para la familia. Lady Mary es la heredera de una increíble fortuna, pero la ley prohíbe que las mujeres sean dueñas de una casa, mucho menos de un condado.
Nuestra fascinación con los personajes históricos de reinas y reyes siempre ha sido vista bajo un lente romántico. Tenemos a los caballeros leales, las mujeres vírgenes, las batallas heroicas, las magos infalibles, y sobre todo, una forma de vida "educada". Pero detrás de toda comodidad cultural se encuentra el trabajo menospreciado de los "otros"; de los "de abajo". Es extraño que los personajes de las sirvientas, los campesinos, los pobres, o los mayordomos se represente fielmente en la literatura. Los iconos de nuestra cultura son muy pocas veces cuestionados. Se nos olvida que los grandes imperios se han sostenido sobre las espaldas de esclavos.
Los reinados fueron transformados en "familias" aristócratas al principio del siglo XX. La estructura de los "buenos modales", "las buenas costumbres", y las "actitudes apropiadas" se convirtieron en costumbre importantes para la sociedad británica. Alastair Bruce, el encargado de la veracidad histórica de la serie, explica que los detalles sobre el protocolo de la época es de lo más importante al recrear un ambiente de principios de siglo:
"No se trata de que hechos históricos sean lo más importante, pero se necesita representar éstas situaciones lo más real para que el programa sea importante. Es así que he leído miles de cartas donde la gente que vivía debajo de la casa principal, explicaba el vivir de todos los días" (BBC interview 2013/Traducción libre).
Recordemos que hace apenas 100 años cuando vivíamos bajo estas estructuras sociales y muchas de nuestras costumbres, nos gusten o no, son adaptaciones de la forma en que la aristocracia vivía antes de la Segunda Guerra mundial.
Julian Fellowes es el escritor de la serie. El contraste entre los dueños de la casa y sus sirvientes ya ha sido explorado antes en su libreto "Asesinado en Gosford Park" (USA Films 2001). Pero en esta ocasión, se trata de un tratado más eficaz y completo. Fellowes revisa las reglas sociales que ponían a cada quién "en su lugar" y cuestiona el romanticismo asociado con la época.
En primer plano tenemos a la familia que hereda el nombre y el dinero. Cora y Robert Crawley son los dueños de Downton Abbey y tienen tres hijas. La preocupación de Robert, y su sentido de fracaso, es que no ha tenido varones y su fortuna va a pasar al esposo de su hija mayor, Mary. Edith es la hermana que sigue, la menos afortunada, y la más pequeña es Sybil. Sus días están llenos de sirvientes a su cargo y las relaciones sociales son su prioridad. La abuela, Violeta Crawley es interpretado magistralmente por la actriz Maggie Smith (tal vez la reconozcan por su participación en las películas de Harry Potter) y es la que se encarga de recordarnos que toda la familia tiene como fin seguir con la tradición.
En el sótano, tenemos a los sirvientes comandados por el Señor Carson. El es el jefe de los sirvientes y el encargado se tomar todas las decisiones, desde qué van a cenar,
hasta qué pueden o no pueden hacer. De igual forma seguimos a Thomas Barrow, un homosexual que juega el papel antagónico, y a Anna Smith, la sirviente de las hijas.
(continuará)