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Sarcasmos

Hay cosas que son imposibles y que sin embargo no pueden ser. / Si algo no puede continuar por siempre, tiene que detenerse algún día. / Si dos montan un burro, a huevo uno va en ancas.

LAS FARC Y LA PAZ

‘‘Termino con el excelente recuento de mi inteligente amigo colombiano acerca de los muchos matices que plantea el no del referendo acerca del acuerdo entre el gobierno colombiano y las guerrillas FARC, que durante 52 años han desagarrado a ese pobre país hermano.

5.- Santos y su equipo de negociadores, junto con las FARC y sus simpatizantes, montaron, con todos los recursos del actual gobierno de Santos, una campaña feroz de desinformación, intimidación y exclusión de los defensores del no. Esta campaña se centró en varios puntos: que era una campaña de rencor y vendetta política de Álvaro Uribe (el anterior presidente) contra Santos, que eran neonazis, neofascistas, sembradores del odio, guerreristas, etc. Con sus propias uñas, cada grupo del no hizo campaña como pudo. Algunos empresarios que se manifestaron por el no fueron sometidos a permanente auditorías y encarcelados. La campaña de Santos y de las FARC no solo reabrieron heridas profundas en la sociedad colombiana sino que la polarizaron en temas que hoy no se sabe cómo resolver (lucha de clases, por ejemplo).

6.- Las negociaciones deben reabrirse y replantearse. Los principales actores así lo han manifestado, solo que ahora deben

incorporar las consideraciones del no. Preocupa que en la primera ronda de diálogo del gobierno con los del no, los uribistas no hayan estado presentes. No creo que Santos ni Timochenko reconsideren sus posiciones. Me parece inevitable un estancamiento, pero no insuperable. El grueso de las FARC puede salir beneficiada, pero la nomenklatura seguirá aferrada a sus demandas por obvias razones. El limbo en el que quieren meterse también les beneficia, al menos por los dos años restantes del gobierno de Santos. La sucesión presidencial, también en el 2018, será el siguiente punto de inflexión de esta historia.

7.- Como Santos le apostó todo su resto a los acuerdos (de manera terca manifestó que no había Plan B), hoy Colombia está sumida en la incertidumbre y el estancamiento. Tiene que rehacer la iniciativa de reforma hacendaria (que era un traje a la medida para los compromisos de los acuerdos) y replantear la estrategia de brindar confianza y legalidad a empresarios, gobiernos e inversionistas internacionales”.

8.- Las FARC buscan ser un movimiento político, no militar. Para ello Santos les iba a dar una cadena de televisión abierta, nacional, y más de 30 radiodifusoras (con lo que tendrían así cobertura nacional), además de 10 curules en el Senado. Las organizaciones de las víctimas de las FARC dicen que si este es el precio de la paz, ¿por qué no les dan a ellos lo mismo, siendo justamente el otro bando de la guerra? Los partidos, a su vez, preguntan si las reglas de la democracia –votar y ser votado– ya cambiaron en Colombia, porque en la Constitución actual se especifica que los cargos de elección popular no se adjudican sino que se ganan por el voto directo de los electores. Y así por el estilo con muchos otros acuerdos’’.

Mmmm, se me hace que siempre sí puede haber un vencedor militar en esta guerra, y no será precisamente el gobierno. Se me hace que esto explica buena parte del no al voluntarista y poco democrático acuerdo de paz, ¿no crees, queridolectora? Claro, todas las partes quieren la paz. ¿Pero a ese precio? Como que está muy ojón para paloma. Me temo que el jaloneo todavía va para largo. Entiendo que el presidente Juan Manuel Santos (como Álvaro Arzú en Guatemala en 1996) quiera dejar su impronta en la historia al cerrar ese largo y amargo capítulo de violencia, pero quizá (como decimos los doctores en ciencia política) se pasó un poco de rosca, ¿no?

 
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