AN y PRD siguen con la tesis de que solamente juntos podrán derrotar al PRI, especialmente en el Estado de México y Coahuila. Dos reductos de poder priista y corrupción.
Se maneja que en el EDOMEX se juega la elección presidencial. De perder el PRI a Peña Nieto se le caerá su soporte geográfico y fuente de riqueza, porque su impopularidad ha llegado a un extremo de rechazo social generalizado. En Coahuila se puede caer el entramado de corrupción de la familia Moreira, por eso Humberto trata desesperadamente de alcanzar fuero e impunidad, especialmente porque no aflojan las acusaciones de sus ligas con el crimen organizado.
El problema de las antípodas es que aunque PAN y PRD han pasado a parecerse mucho, en el fondo todavía hay marcadas diferencias entre algunos de sus militantes.
Pero en el fondo, más allá de la lucha anti priista se encuentra el pánico que le tienen a López Obrador. Morena dio la sorpresa en Veracruz y jure usted que crecerá en ambos estados. Crecimiento y hasta una posible victoria no implican una garantía de triunfo para López Obrador en el 2018, pero de seguir avanzando a este ritmo, y con las ruinosas decisiones del gobierno, cada día se acerca a la silla presidencial.
No hay voces sensatas en el PRD para unirse a la izquierda porque no quieren perder prebendas, y el 2018 mostrará una vez más, a una derecha consolidada, que cómo van las cosas, seguirá hundiendo al país.