En mi estado, Chihuahua, estamos en un momento crucial de nuestra historia. Regresamos a la democracia después de un prolongado período de obscuridad, en donde imperó el autoritarismo, la arbitrariedad, la corrupción y el amiguismo patrimonialista, cuando se repartieron contratos, se abusó del ejercicio del poder al máximo, en innumerables camarillas que gozaban de todo tipo de favores y prerrogativas.
Esta situación fue alimentada con el combustible de los miles de millones de pesos que ingresaron al Estado, derivados de préstamos otorgados por la banca comercial y de ingresos derivados de la expedición de bonos de deuda que fueron adquiridos por miles de inversionistas en la bolsa de valores, que fueron garantizados a través de gravar los ingresos de los peajes de las carreteras del Estado.
El regresar a un gobierno que respeta el estado de derecho debe quedar garantizado, no solo a través del cumplimiento de la ley, sino a través de la firme convicción de los integrantes del gobierno, que su conducta debe de estar regida por los más estrictos principios de la ética en el desempeño de los cargos públicos.
Por eso nuestro Gobernador Javier Corral, ha puesto en todas las oficinas públicas del gobierno del Estado, en lugar de las chocantes fotografías del gobernante, una serie de principios morales de conducta, cuyo incumplimiento de muchos de ellos no representan violaciones a la ley.
Estos principios son sumamente importantes, ya que su cumplimiento blinda a un gobierno de caer en situaciones que hacen frontera del cumplimiento de la ley y de situaciones de hipocresía en la conducción pública.
Para ello, es necesario que haya una plena convicción de los servidores públicos en el cumplimiento del Código de Ética, que debe ser parte de la esencia misma y vocación de la persona que con su puesto público ejerce el poder en múltiples niveles.
Es por eso que hay que tener cuidado en las personas que provienen de la cultura autoritaria, en donde ha sido común el ejercicio de poder de una manera patrimonial. Es decir, que consideran que un puesto público es una especie de propiedad que se disfruta y se desempeña con privilegios y beneficios personales.
Para hacer un auténtico cambio de régimen, el Gobernador Corral fue muy cuidadoso en infundir, es decir en convertir como la esencia de su gobierno, el comportamiento ético de sus integrantes.
Debemos de tomar en cuenta que esto, en principio, no es fácil, puesto que nos encontramos los mexicanos inundados, dentro y fuera del gobierno, de personas que actúan naturalmente y sin remordimiento alguno, de forma ajena a la ética.
Si tomamos lo anterior, ante el Código de Ética que el Gobernador Corral ha publicado como guía para los servidores públicos de su administración, podemos decir que no debe haber personas en el gobierno que utilizan ni ejercer su empleo en el gobierno para obtener beneficio o ventaja personal.
Por esto es necesario ir depurando al gobierno de la cultura de los favores, prebendas y camarillas, eliminando la falta de trato amable y actuaciones despóticas, así como las maniobras de personas que pretenden mantener alejada a la sociedad del gobierno para que no generen juntos políticas públicas que vayan en detrimento de la fuerza y poder de la burocracia que pretende mantenerse siendo necesaria para continuar ejerciendo poder en su beneficio.
Es por ello de que ahora en Chihuahua, debemos de trabajar más que nunca, ciudadanos y gobierno, incluyendo de una manera importante los medios de comunicación, en estar vigilantes de las personas que no tienen una convicción de servicio y se encuentran al asecho de las oportunidades de ejercer el poder público para su beneficio, aunque ninguno de sus actos sea violatorio de la ley.
Lograr que esto se convierta en una constante labor de ejercicio de revisión del comportamiento ético de los servidores públicos es una misión complicada. Esta debe de empezar con la transparencia. Abrir datos de gobierno a los ciudadanos da la posibilidad de darse cuenta de esos recovecos usados por la burocracia para aprovecharse de sus posiciones de poder.
Asimismo, los medios de comunicación son un factor importante, y no me refiero nada más a los medios tradicionales. Ahora, las redes sociales son un factor crucial de revisión y crítica de la conducta de los gobernantes.
Sí, puede haber abuso tanto de los medios tradicionales como de los integrantes de las redes sociales. La manipulación de información y difusión de calumnias son armas poderosas de ataque a los buenos gobernantes, pero también los señalamientos genuinos son un potente medio de denunciar el abuso de poder.
Lo más importante, sin embargo, es trabajar en el ser de la persona que ejerce el poder para que lo haga con una plena convicción ética de conducirse con una firme visión hacia el logro del bien común.