Que bueno sería si los políticos siguiéramos estos mandamientos. Antes debo aclarar, que se ha pervertido la palabra “político”. Se ha interpretado comúnmente que “político” es toda persona que detenta un puesto público, cuando el término político debe aplicarse a todo persona que se interesa por el bien común. Es decir, por contribuir a generar en la sociedad el entorno necesario para conseguir las condiciones adecuadas para que todos podamos realizar nuestros anhelos en la vida, con la necesidad de intervenciones externas para resolver lo que se encuentran fuera de nuestro alcance, por lo que es necesario el Estado para para ello.
Así, este decálogo se aplica a todas las personas que estén participando en política fuera o dentro del gobierno.
Respetarás la ley sobre todas las cosas. Es decir, debemos de cumplir con las normas de conducta que las autoridades han declarado como obligatorias. En este espacio, no me voy a poner a especular lo que sucede cuando una norma es injusta.
Actuarás siempre con ética. Si esta norma se cumpliera no sería necesario tener un estado de derecho. Las controversias se resolverían fácilmente con personas que aplicaran los principios de equidad y de justicia de una forma ética. Es decir, privilegiando el bien y evitando el abuso y la afectación a terceros.
Siempre tendrás presente el bien de la comunidad sobre el bien particular. Esta norma puede ser de mucha controversia, porque se puede prestar a abusos derivados de sus interpretaciones. Por ejemplo, la propiedad privada debe respetarse, ya que, sin ello, la gente no se animaría a hacer inversiones que generan empleo y riqueza. Por ello, es necesario respetarla. Pero hay veces que el respeto de la propiedad privada entra en conflicto con el bien colectivo. Para eso se ha establecido el principio de la expropiación por causa de utilidad pública. Pero para que un particular pierda su propiedad, debe haber causas claras para que se de este supuesto, y ello debe de generar una obligación de pagar justamente su valor.
Respetarás los principios de la ideología política que pregonas. Siempre hay muchos puntos de vista sobre la forma de generar bien común, por ello existen los partidos políticos que agrupan a los ciudadanos a defender e impulsar una visión ideológica para el logro de dicho objetivo, por lo que cuando una persona después de postularse para una candidatura y ganar una elección, debe gobernar siguiendo la ideología con la que se presentó ante la sociedad, ya que, de lo contrario, estaría engañando al electorado que la eligió.
Actuarás con diligencia en el desempeño de tu cargo. En el derecho romano existía un principio consistente en, “comportarse como un buen padre de familia”, derivado de la mínima obligación de un padre de hacer las cosas con cuidado y responsable gestión, para el bien de su familia a la que tiene que proteger. Así, un político debe de tener asesores sabios y cercanos y personas que estén midiendo cabalmente el desempeño de su administración, para que, si hay una desviación corregirla, y no dejarse llevar por el poder y la adulación, que conduce a la frivolidad y a la pérdida de rumbo y efectividad en el buen gobierno.
Actuarás con humildad. El buen líder se caracteriza por no ser impositivo, sino impulsar las cosas que hay que hacer enrolando y no convenciendo a las personas que deben de hacer acciones para el logro de los objetivos. Cuando se trata a las personas con dignidad y respeto, cuando se dan argumentos y se presentan las posiciones adecuadamente para obtener los objetivos, todos se suman y hacen suyos los mismo, obteniéndose así mejores resultados.
Conformarás tu equipo con las mejores personas. En los gobernantes existen las famosas “cuotas de poder”. El aplicar las mismas a rajatabla representa un despropósito para el buen gobierno. Muchos gobernantes se dejan llevar por ellas y terminan haciendo pésimos gobiernos. El gobernante debe manejar esto con sabiduría, escogiendo los perfiles adecuados dentro de los “grupos políticos” con los cuales se trabaja.
Resolverás los conflictos con criterio y justicia. El gobernante y el ciudadano político debe saber que, en el desarrollo de las acciones tendientes al bien común, hay innumerables conflictos, mismos que deben resolverse con transparencia, criterio y justicia.
Actuarás con criterio de cercanía entre el ciudadano y el gobierno. Este es el principio de Gobierno Abierto, en el que el ciudadano y el gobierno tienen que actuar en colaboración para generar conjuntamente las políticas públicas.
Todo lo que hagas será público. El gobernante y el ciudadano político deben de comprender que mientras no haya secretos (salvo en las excepciones de seguridad y datos personales), la actuación hacia el bien común será más efectiva.