En México no hay más remedio que ser suspicaz. Y no se trata de que uno crea en las teorías de la conspiración, sino porque con el tiempo la mayoría de las conspiraciones demuestran ser verdaderas.
Llevamos tiempo escuchando que la campaña de Meade no levanta y que el PRI estaría pensando en relevarlo, el problema es que para el relevo Peña tendría que abrir la puerta a los priistas y posiblemente se le cuele alguien no afín a los neoliberales, que entre paréntesis, es lo que necesitan para ganar y México para no hundirse si el fraude presidencial funciona.
Se menciona que el plan B es inflar a un panista para repetir el modelo del 2,000, que pierda el PRI para que no cambie nada, la variable que los tiene desconcertados y al borde de la desesperación, es que AMLO crece y se vuelve atractivo para sectores crecientes de la población.
Así es posible que la actual campaña contra Anaya sea una estrategia para convertirlo en víctima y pueda subir su popularidad en base a un discurso anti-gobierno, todavía que se demostró que apoyó las reformas estructurales de Peña que han hundido al país y lo han despojado de buena parte de su riqueza a favor de intereses extranjeros.
La paradoja es que si avanza el proceso judicial contra Anaya y asociados y este es culpable, tendrán que reemplazarlo y ahí se abrirá la caja de Pandora en el frente porque hay muchos tiradores sedientos de poder.
Si se hunde el frente, le abrieron involuntariamente las puertas de Los Pinos a AMLO.
Como todo en política, esta jugada lleva altos riesgos y posiblemente esta puesta le cueste la cárcel a más de uno. ¿Contará México con su primer ex presidente encarcelado? Eso le gana la gloria a quién gane la presidencia.