Última Instancia
Pues bien, cada día que pasa veo mucha gente que he considerado como sensata emocionarse por las ofertas políticas de Andrés Manuel López Obrador. Entiendo el fenómeno como producto, más que justificado, del hartazgo de la gente con la “política tradicional”. Sí, así lo pongo entre comillas, porque considero que hay una muy mala interpretación de la gente con esto. Más bien considero que ese hartazgo proviene del gran abuso que los políticos, principalmente los del PRI, han cometido con la población.
Claro está, también el PAN tiene su historia. Considero que el pecado más grande que mi partido ha cometido es el no haber destruido el sistema del PRI cuando adquirió el poder federal en el año 2000. Y más aún, cuando no solo no destruyó al PRI, sino que en gran medida empezó a utilizar instrumentos que el propio PRI diseñó para el control político. Fue una especie de “híjole que buenos instrumentos de control tenemos a nuestro alcance”, y así los utilizaron.
Todo lo anterior, la población se dio cuenta de ello y de inmediato juzgaron que hubo una infame alianza llamada PRIAN, en donde las dos grandes fuerzas del PRI y del PAN se aliaron para venir a culminar con el triunfo de Peña Nieto y su mal gobierno resultante, lleno de corrupción y de infamias.
Con muchas reservas, considero que hubo mucho de ello, pero firmemente creo que en este momento hay un gran divorcio entre el PRI y el PAN, al grado de que todas las lanzas están rotas para una posible alianza formal o informal del PRI con el PAN.
El resultado de las elecciones del 2016 lo confirmaron claramente, los ciudadanos votaron en contra del PRI, dándole al PAN un claro voto de confianza de que las cosas pueden cambiar para bien con el PAN en el gobierno.
Sin embargo, percibo una falta de confianza por el PAN, después de algunos casos de corrupción que fueron expuestos de una manera magistral por la prensa anti-PAN que la hay en grandes cantidades. Por ejemplo, en los tráficos de influencia de los hijos de Martha Sahagún, como las toallas de FOX, que al comparar estas cosas con la “Estafa Maestra”, hacen que la Casa Blanca de Peña, se vea bien chiquita.
Esa confianza la ha venido ganando AMLO, simple y sencillamente por un discurso claro, dicho por una persona que se ve antisistema, a la que no se le conoce corrupción directa (aunque sí a sus colaboradores), pero que la gente lo ve como el Huey Tlatoani que bajará de los Cielos prehispánicos a salvarnos de los salvajes neoliberales.
Pero si comparamos el enfoque discursivo de AMLO con el que llevó a Trump al triunfo electoral, en realidad son similares. Por ejemplo, AMLO como Trump, quiere un estado que centre su quehacer en grandes inversiones públicas, aunque Trump se centra en la infraestructura básica. AMLO se centra en construcción tipo social como la vivienda, pero tiene mega obras como la construcción de trenes rápidos hacia el Norte del país, y la locura de hacerle dos pistas al aeropuerto de Santa Lucía y cancelar el NAICM.
AMLO también propone bajar impuestos, igual que Trump, cosa que plenamente comparto, pero AMLO pretende crear un Estado Benefactor, a través de apoyar al campo con grandes canonjías como el renacimiento de los precios de garantía y cancelar las importaciones de productos agropecuarios provenientes del NAFTA. De forma parecida, Trump, que quiere proteger a su industria básica de las importaciones Chinas.
Tal y como lo dije en uno de mis artículos, “tanto Trump como AMLO quieren regresar al proteccionismo y separarse de la globalización, destruyendo los tratados de libre comercio”.
Curiosamente, AMLO propone el establecimiento de Zonas Libres en la Frontera Norte del país. Propuesta que su servidor ha traído desde 2010, cuando lo presenté al gobierno federal, por Desarrollo Económico de Ciudad Juárez, que fue acompañada de la propuesta del Comité Juarense Pro Zona Libre, que dirigió, mi ahora suplente, José Mario Sánchez Soledad, que es una contradicción al proteccionismo que pregona en el campo.
El populismo de derecha de Trump es muy similar al de AMLO de izquierda de los setentas, ambos hablan a los mismos ciudadanos que han visto frustrados sus anhelos de la vida por abusos del sistema, principalmente por mafias de poder; la de Trump, hospedada en Washington, compuesta principalmente por políticos de izquierda a la gringa, la de AMLO, en la Ciudad de México, compuesta por políticos coludidos con grandes capitalistas.
Ambos líderes son una gran amenaza para la estabilidad de sus países. Las instituciones luchan denodadamente contra Trump, el problema es que en México son tan débiles que dudo mucho que aguanten los embates de AMLO. Esa puede ser nuestra gran tragedia.