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Migración Centroamericana a Estados Unidos

Última Instancia

Estamos viendo situaciones inusitadas en nuestras fronteras, multitudes de migrantes queriendo entrar masivamente desde México a los Estados Unidos. Lo raro de esta situación es que Centroamérica ha estado en el pasado en situaciones peores que las existentes actualmente, claro está, sin menospreciar la situación. Nunca antes hemos visto una organización de movilización masiva de personas que parece que se les impulsa a brincar cualquier obstáculo, aunque la migración constante de centroamericanos hacia México con el fin de dirigirse a los Estados Unidos dista mucho de ser nueva.

Existen múltiples teorías que van desde una manipulación de este movimiento por parte del magnate George Soros, así como un supuesto impulso que hace Peña Nieto y Carlos Salinas para desestabilizar al entrante régimen de López Obrador, hasta las teorías de que el mismísimo Trump financia esto a través de la CIA para generar “enemigos” de Estados Unidos que lo lleven a su reelección.

Independientemente de los orígenes y motivaciones de este fenómeno migratorio, debemos considerar que el mismo, principalmente se da por el precario desarrollo de Centroamérica que necesita fuertes inversiones de México y otros países. Pero, como país, debemos urgentemente tomar una postura al respecto.

Si México se las da de paladín de la defensa de los derechos humanos, es necesario adoptar una clara política que lidie con este problema. Por un lado, no se debe permitir una entrada masiva y desordenada de extranjeros a nuestro país. Si se consideran refugiados estos ciudadanos centroamericanos, es necesario darles ese tratamiento, aplicando los recursos necesarios para su manutención e inserción en nuestra economía, inclusive, promoviendo que la iniciativa privada y demás particulares actúen en solidaridad brindándoles cobijo y sustento mientras consiguen trabajo.

Claro está que las condiciones de nuestro país no son las mejores para andar brindando ayuda humanitaria a desplazados de otras naciones. Por ejemplo, se ha hecho hincapié en la falta de respuesta de nuestro gobierno a los damnificados del Norte de Nayarit que sufrieron grandes pérdidas por motivos de las tormentas acontecidas.

Lo que no debemos permitir es que las cosas lleguen a los extremos de lo que hemos presenciado en Tijuana, en donde se puede provocar un incidente internacional de grandes dimensiones aunado a una respuesta virulenta de parte de Trump que pueda afectar gravemente a nuestra economía cerrando las fronteras con Estados Unidos.

La situación existente la va a tener que resolver el nuevo gobierno, porque francamente, creo que el gobierno existente va a meter la cabeza en el agua y aguantar el aliento para dejarle el paquete al gobierno entrante. Estimo que la administración de AMLO tendrá que ser diligente en proporcionar apoyo humanitario a los migrantes que ya están en México, mientras se procesa su estado migratorio en los Estados Unidos, entablando de inmediato un diálogo constructivo con las autoridades migratorias estadounidenses a fin de establecer plazos para que se tomen decisiones sobre su admisión a los Estados Unidos.

También deberá el nuevo gobierno trabajar con las autoridades de los países centroamericanos de donde provienen sus migrantes y ejercer todo el poder del Estado Mexicano que tiene recursos materiales y humanos, que han sido usados en el pasado, para proteger a los menores que son las víctimas más vulnerables de este fenómeno.

En caso de que las solicitudes de asilo sean rechazadas, las flamantes autoridades migratorias mexicanas tendrán que decidir sobre repatriar a las personas rechazadas o insertarlas en labores productivas en México. Existen en la frontera Sur del país programas específicos para trabajadores migrantes que laboran en las fincas cafetaleras. En la frontera Norte hay un déficit laboral para labores de manufactura y trabajo doméstico.

También es necesario que nuestras autoridades entablen contacto con organismos internacionales de protección de los derechos humanos de migrantes que brinden apoyo para los casos críticos de personas que si son deportadas se ponga en peligro su integridad física o su vida.

Pero lo que México definitivamente debe hacer es evitar que se repitan estas caravanas que violentan el estado de derecho y ponen en jaque la relación que tenemos con los Estados Unidos, misma que es vital para el bienestar de nuestra población. En el pasado, México ha podido controlar estos flujos migratorios, pero la laxitud de nuestras autoridades al respecto ha sido vergonzosa.

Si esta situación no se maneja de una manera prudente, inteligente y sabia, con respeto al estado de derecho y a los derechos humanos, involucrando a las naciones centroamericanas, así como a Estados Unidos, inclusive a Canadá, este problema se puede convertir en una pesadilla no solo para la nueva administración sino para la Nación entera y para el propio Continente de Norteamérica, ya que nuestra interdependencia es total y debemos cuidarla las tres naciones que integran a nuestro continente.

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