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Rectificación plausible

DIVAGACIONES DE LA MANZANA

Un atributo indispensable para gobernar bien es tener la capacidad de discernir entre lo que hay que conservar por los beneficios que comprobadamente aporta un programa o una institución, así como transformar más que desaparecer, aquello que no haya cumplido con los propósitos que le dieron origen.

Por eso, celebro el anuncio de que la red de refugios para mujeres y niños vulnerables por la violencia, continuará sin disminuir su presupuesto a fin de garantizar la continuidad de las acciones en favor de esos segmentos sociales.

Así, el presupuesto de que se dispondrá es del orden de 350 millones de pesos aproximadamente, lo cual permitirá cubrir básicamente la cobertura de tantas mujeres y niños que sufren por la violencia intrafamiliar o más allá de sus hogares.

Acciones, que incluso podrían multiplicarse con la recurrencia de otros apoyos que la propia Secretaría de Salud canalice, en tanto que ahí está sectorizado el programa.

Un hecho que nos alienta, sobre todo tras del anuncio que se hizo inicialmente en el sentido de que desaparecerían los refugios o de la disminución de los recursos como se aplicó en el caso de las estancias infantiles.

Esa debiera ser siempre la verdadera ruta que deben tomar las instituciones que hemos creado, de tal manera que subsista lo que sea provechoso y modificar o hasta sancionar incumplimientos ya no digamos actos de corrupción. Y también será mejor que más que desaparecer nos empeñemos en transformar o mejorar aquello que no rinda los beneficios sociales o económicos que se necesitan o esperan.

Nos quedamos pues tranquilas por el momento, a la vez que reconocemos ahora, como en otros casos mantendrán hemos externado severas críticas, que nuestras mujeres y niños que sufren violencia mantendrán un espacio no sólo de protección coyuntural, sino de asesoría jurídica y posibilidades de empleo para reiniciar su vida en mejores condiciones.

Aún más, debemos todos estar vigilantes de que la aplicación de los recursos respondan a criterios de transparencia y de acuerdo a las prioridades, además de que nos comprometamos a brindar apoyos comunitarios cada vez que haga falta.

Y desde luego, a conseguir una visión integral que enriquezca las acciones, bien sea entre otras con campañas de comunicación social para concientizar a todos y a todas sobre el problema de la violencia, o a reforzar los contenidos educativos en primarias y secundarias para que nuestros niños y adolescentes tengan entre sus valores primordiales el respeto a la vida y la no violencia, menos aún contra las mujeres.

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