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¿Son los monumentos?

Interesante y distorsionada la discusión sobre el vandalismo durante las manifestaciones, especialmente las de las mujeres.

En México la gente sale a la calle debido a la ausencia de medios de influencia e inclusive para lograr que se escuchen sus demandas, palabras aparte son los intentos cacerolistas de la ultraderecha.

Escudados en el anonimato de las marchas ciertos grupos vandálicos agreden e inclusive roban, esto no es nuevo.

El escándalo ha subido de tono con las marchas de mujeres tal vez porque se esperaba que las mujeres vandálicas se comportaran de manera distinta a los vándalos, lo que no necesariamente tiene que ser así.

El vandalismo dentro de las marchas políticas tiene dos metas:

  1. Propiciar represión y elevar el conflicto, tratando de crear una espiral de violencia que provoque inestabilidad.

  2. Distraer la atención del tema central de la marcha dirigiendo la mirada hacia el acto vandálico.

Han fracasado en el primer objetivo porque el gobierno se ha abstenido de utilizar la violencia para enfrentar a las marchas, con lo cuál se ha frustrado la intención de quién se encuentra tras esas manifestaciones, llevándolos a actuar en diversos escenarios, por ejemplo, a la UNAM.

Han logrado el segundo objetivo moviendo la discusión de la censura y ataque directo en contra de la violencia contra la mujer, concentrándose en la defensa de los monumentos.

Mucho hay que caminar en la democratización mexicana.

Hay que abrir los espacios de queja y demanda para que la gente no tenga que salir a la calle, hay que crear los mecanismos de respuesta gubernamental de forma acelerada frente a las quejas y demandas sociales, y antes que nada, se debe atender con toda energía y prontitud la violencia contra la mujer.

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