Diario de un reportero
Uno lee sin asombro la noticia de que una juez ordenó a la secretaría de Salud que diera medicinas a seis niños con cáncer, y le dio veinticuatro horas para cumplir. Tal vez haya pasado algo parecido antes, en alguna otra parte del país, pero lo que hizo la juez ilustra hasta dónde ha llegado esta nueva crisis que vive México.
Según la magistrada – cuyo nombre se perdió en los rincones de la burocracia – se trata de casos en que la vida de las personas está en riesgo, y negarles tratamiento por la razón que sea violenta sus derechos humanos y otras cosas. Pero no hay medicinas para tratar el cáncer, o las que hay son pocas, o están guardadas, o son tan caras que no alcanzan para todos, o lo que sea. La confusión es grande.
Visto así, lo que pasa en México no es único, aunque eso no sirva de consuelo a quienes padecen algún cáncer ni a las familias de los enfermos, que de manifestación en manifestación y de junta en junta han recibido promesas de que la medicina que necesitan ya viene en camino. Y la medicina no llega, o llega de a poquitos.
Cuando usted lea estas líneas ya se sabrá qué pasó con las medicinas de los seis niños. Por lo pronto, la escasez de medicamentos sigue afligiendo a quienes el
Estado mexicano no puede ayudar. El libre mercado es así, y afecta igual a casi todos los países.
Por ejemplo, Estados Unidos, que hace unos diez años sufrió una escasez grande de medicamentos para tratar el cáncer, "un asunto complicado que no tiene una causa única ni una solución sencilla", como explicó sin apuro la Sociedad Estadounidense de Clínica Oncológica (https://www.ascopost.com/issues/february-15-2012/drug-shortages-hit-oncology-hard-experts-weigh-in-on-challenges-and-solutions/).
La situación es clara. Aunque el gobierno actual no tenga la culpa del desabasto, tiene la responsabilidad imperiosa de conseguir las medicinas donde sea y a cualquier precio, mientras evalúa y organiza lo que tiene que hacer a mediano y largo plazo con los asuntos urgentes, sin descuidar los importantes.
El desabasto en México no puede ni debe continuar, y parece que las autoridades apenas se dieron cuenta de eso. No han faltado quienes argumenten que las medicinas que se compraron o se van a comprar a China y a India son de baja calidad y etcétera, como si hubiera de dónde elegir. Por el momento, el gobierno parece estar haciendo lo que tendría que haber hecho desde el primer día de diciembre de hace dos años.
Pero lo que se haga será inútil si no se toman medidas de fondo para cambiar la situación. En Estados Unidos, por ejemplo, se han manejado ideas que van más allá del capitalismo. El doctor Peter Adamson, presidente del Grupo de Oncología Infantil y profesor de Pediatría y Farmacología de la Universidad de Pennsylvania, señaló en octubre del año pasado que se necesita establecer y
mantener una reserva nacional de medicamentos básicos para el tratamiento del cáncer, y que el gobierno haga contratos de adquisiciones que garanticen la compra de la producción y contribuyan a estabilizar el mercado (https://www.forbes.com/sites/victoriaforster/2019/10/16/fda-deliveries-of-scarce-childhood-cancer-drug-due-to-resume-but-not-until-late-october/).
Para la revista liberal American Prospect, la creciente concentración y el poder político de la industria farmacéutica, la renuencia política de los reguladores para enfrentar la situación, y las políticas fallidas que se han producido a consecuencia del sistema.
Según la revista, hay dos remedios posibles: o se restablece una competencia significativa en la industria farmacéutica, reformando o eliminando el proceso adquisitivo, o se llega a la conclusión de que las empresas que buscan utilidades no están interesadas en producir medicamentos de bajo costo, y el gobierno o un grupo de organizaciones no lucrativas apoyadas por el gobierno se hacen cargo de la producción. (https://prospect.org/health/how-the-drug-industry-sacrifices-children-with-cancer/).
Eso pasó en Brasil hace trece años, cuando el país se veía profundamente afectado por el VIH. El entonces presidente Lula puso en práctica políticas controvertidas pero eficaces, que terminaron por hacer que las farmacéuticas bajaran los precios de las medicinas y alentó la producción de medicamentos genéricos. No es poca cosa. Se pudo.
Hay soluciones al desabasto de medicinas. Uno no ve por qué México no podría hacer lo que hizo Brasil y lo que recomendaron los especialistas en Estados Unidos. Esos son ejemplos que hay que aprovechar.