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El fakeminismo y las audacias de la ultraderecha mexicana

El liderazgo femenino se ha hecho presente en las circunstancias importantes y los momentos de mayor significado de la vida nacional. Las fuerzas históricas que han marcado la pauta de la dialéctica política en el país han tenido sus heroínas y grandes colaboradoras a veces protagónicas, en ocasiones discretas. En el caso del conservadurismo mexicano hay gran cantidad de mujeres que han contribuido desde el anonimato, y contribuyen, a la magnitud de la hegemonía derechista.

Una etapa histórica importante para comprender el modo en que las derechas, particularmente las religiosas, utilizan a las mujeres para obtener sus fines políticos y el poderío necesario, es la Guerra Cristera de principios del siglo XX. Los generales Calles y Obregón sarcásticamente opinaban que el conflicto religioso era “cosa de faldas”, refiriéndose a la influencia que los sacerdotes católicos ejercían sobre las mujeres devotas. Pero minimizar el poder de las faldas fortaleció cadenas de mando invisibles de hombres y mujeres que armaron con pertrechos múltiples a los cristeros y la violencia desatada fue tan grave, o incluso peor que la vivida en la Revolución mexicana.

La organización fue tan efectiva que logró el magnicidio del Presidente electo. La religiosa María Concepción de la Llata formó parte de un complot que fracturó al Estado mexicano y lo expuso al intervencionismo de la Santa Sede y de Estados Unidos. La conspiración que personificó la “Madre Conchita” da cuenta de cómo la ultraderecha mexicana utiliza a las mujeres, y de las consecuencias que esto puede acarrear. Al final de su vida, la Madre Concepción abjuró de quienes la abandonaron y desconocieron la trascendencia del acto generoso que la religiosa aportó al catolicismo mexicano. Así como los hombres con falda usaron a la madre Conchita para mantener el poder del César romano, ahora repiten la lección infiltrando los colectivos feministas y construyendo campañas de odio.

Chantal Mouffe y Esther Vilar han reconocido la existencia de un “feminismo conservador”, apegado a un kiriarcado que vincula capitalismo y control religioso, que contrasta con la naturaleza socialista, laica, liberal, ecologista y demócrata del feminismo auténtico. La derecha ha festejado las matanzas estudiantiles; existen cientos de libros donde quienes ahora se preocupan por los derechos humanos de mujeres y estudiantes hace poco festinaban su masacre. Si ahora muestran preocupación por ellos, esta es falsa y obedece al pragmatismo y la hipocresía del más alto nivel.

Muchos errores ha cometido el gobierno de la 4T; quizás el más grave ha sido pactar con el catolicismo social, creyendo encontrar un aliado para transitar hacia un nuevo régimen. La derecha no tiene palabra y ha traicionado a México en un sinnúmero de ocasiones. Mujeres, hombres, ciudadanos en general deben estar al tanto de que jamás los altos jerarcas con falda, como el multi estudiado padre Maciel, han hecho algo por el bien del país, por fomentar el ejercicio de la razón y cultivar el libre albedrío de su grey. Ahí están sus obras, ahí está su ética.

En México se construye una democracia verdadera. Como en la época maderista, los medios de comunicación abusan de una libertad desconocida y, en lugar de ponerse a trabajar, de producir en serio, demuestran su mezquindad prostituyendo la verdad, sirviendo al interés de los imperialistas y fascistas. Ahora se comportan como suripantas de los hombres con falda

y esperan un hombrecito como Victoriano Huerta para conquistar su México libre. Ya les viene, sólo recuerden quien convirtió a nuestro país en el más peligroso del mundo para los periodistas.

Para que la seguridad y el estado de derecho logren consolidarse en México es indispensable el Estado laico. La derecha se ha encargado de empobrecer al país y ahora se preocupa por los pobres; ha ejercido control sobre los mexicanos y hoy ofrece liberarlos. La sociedad se ha secularizado al paso de la transición mexicana, pero no se ha podido blindar frente a la manipulación y alienación mediática. La sociedad debe inocularse frente a los mentirosos de siempre. ¿Hay alguna evidencia histórica de que la derecha salve mujeres y estudiantes?, ¿ha hecho algo bueno la Santa Sede o la “Mafia de los hombres con falda” en los países que dominan? La manipulación de las universidades y del movimiento feminista es una felonía y traición a los valores humanos. ¿Ya olvidamos quiénes manejan los escuadrones de la muerte y empresarios hambreadores?

Confrontar al colectivo femenino y estudiantil con el gobierno mexicano no es benéfico ni para las mujeres ni para los estudiantes, mucho menos para el diseño de las políticas públicas que la calidad democrática requiere. Solo quien odie a los mexicanos podría estar de acuerdo con algo así. Cuando, como la Madre Conchita, vayamos rumbo al presidio enloquecidos por la manipulación de construir la Ciudad de Dios en la tierra bajo la guía del diablo con vestido, será demasiado tarde para el arrepentimiento

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