El SAT sin querer queriendo descubrió la mano que mueve la cuna de una buena parte de la campaña sucia contra el gobierno.
Al forzar que varios consorcios entre ellos FEMSA pagaran miles de millones de pesos en impuestos y recargos que habían evadido legal y políticamente; resulta que el presidente del Consejo Coordinador Empresarial, una de las voces más fuertes en contra de AMLO, es Carlos Salazar que hasta 2019 ocupó puestos de muy alto nivel en FEMSA.
La directora del SAT comentó que los evasores se apoyaban en despachos de abogados y notarios para no pagar y cuándo las cosas se atoraban acudían a tocar puertas, deja a nuestra imaginación las puertas que bien pudieron ser la de Los Pinos, tras esas puertas se adoptaban compromisos políticos con el presidente y su partido.
Ahora entendemos porque no se cumplen los múltiples anuncios de que harían enormes inversiones. ¿Acaso la condición para invertir era el perdón de las decenas de miles de millones de pesos que le deben a la nación?
Las puertas que siempre tocaban para preservar el privilegio están en Palacio Nacional y al parecer no se han abierto, en cambio como dice la funcionaria se debe emparejar el terreno, que los conglomerados y mega ricos del país paguen sus impuestos como hacen los causantes atados, aquellos a los que les descuentan sus impuestos del cheque de nómina cada quincena.
Pero los que han fungido como dueños del país, que fugan su capital, que lo han exprimido sin cesar en ocasiones con casos criminales, ahora se molestan porque se aplican las leyes y se les recuerda que dentro de su enorme desigualdad bajo la ley son iguales a los demás.
Ahora que sabemos quién está detrás del intento de inestabilidad es hora de reclamar que se cumplan las leyes, que cesen la campaña de provocación, que dejen que el gobierno haga su trabajo y si quieren remover al presidente lo hagan en el 2022 cuándo por propuesta presidencial se realizará una votación de revocación de mandato. Esperemos que obligados a respetar la ley hagan el esfuerzo por respetar la democracia.