top of page

Bien por Malú

Divagaciones de la Manzana

Que respuesta tan lucida y valiente la de Malú Micher, una mujer de avanzada y feminista a cabalidad, además de su irrestricto compromiso con los derechos humanos.

Justo en fechas recientes, lo demostró una vez más, cuando involuntariamente y sin consecuencias se coló una imagen a través de su computadora, pues las mujeres de hoy bien sabemos que estamos libres de prejuicios y de descalificaciones inaceptables como se nos hacían en otros tiempos.

Baste recordar, que en los años 60´s cuando irrumpió venturosamente la minifalda, había un rechazo feroz que nos aplicaban timoratos y sectores oscurantistas, e incluso en el campo de las iglesias, donde se calificaban casi como actos demoniacos por haber adoptado esa moda. Tengo, por ejemplo, muy presente como un cura de un pueblo impidió a una jovencita que asistiera a la misa dominical porque llevaba una minifalda, por cierto no tan corta, pero que para él le pareció indecente y pecaminosa. Y bien sabemos que el problema no estaba ni está en nosotras, sino en la mente enferma y morbosa de quienes han reprobado nuestras decisiones libres e independientes. Y por igual, en muchos casos donde se vinculaba nuestro cuerpo, como si fuéramos de su propiedad o sujetas a ordenamientos retrógrados y absurdos.

Por fortuna, desde el siglo XIX las mujeres se manifestaban para conseguir las mismas libertades y derechos que el hombre. Esa equidad de género que se fue imponiendo gradualmente en el siglo XX con avances y una solidez irreversible ya en nuestros días.

También, la solidaridad entre nosotras, se ha fortalecido y hasta lo hemos comprobado con más vigor en fechas recientes con los nuevos movimientos

feministas, como ocurrió poco antes de que sobrevinieran los tiempos difíciles de la pandemia.

A propósito de este valor que compartimos, debo resaltar el testimonio solidario, a manera de buen ejemplo, que nos dio igualmente una mujer talentosa, escritora y periodista, como lo es Lupita Loaeza, que en su columna de este jueves aborda excelentemente el asunto de nuestra compañera Malú.

Queda claro entonces que somos nosotras quienes determinamos y ejercemos nuestros derechos en todos los sentidos, incluido desde luego nuestro propio cuerpo.

No nos avergonzamos y menos aún existe un asomo de culpabilidad, bien sea porque involuntaria o voluntariamente quede a la vista pública parcial o totalmente nuestro cuerpo, porque somos dueñas absolutas de nuestro destino.

Me encantó por lo mismo la carta que publicó Malú donde habla de su orgullo de ser mujer y el haber amamantado a sus hijos, que en otras palabras es dar vida y sobre todo valores intachables que ella ha trasmitido a sus hijos, además de que ejemplarmente es ella la primera en aplicarlos.

Reconozco entonces en Malú, a una destacada luchadora social y legisladora de excepción en materia de derechos humanos y en la defensa de las mujeres, así como forjadora ameritada de una familia.

Sigamos pues juntas, solidarias, lúcidas y valientes, fincando día a día una sociedad todavía más democrática, libre, próspera, justa y equitativa.

bottom of page