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Banalidad del mal

Banalidad del mal

Hannah Arendt llegó a la conclusión de que Eichman representaba la banalidad del mal porque redujo el papel que cumplió en el exterminio de judíos al de ser un simple burócrata que seguía órdenes.

Es impresionante que Emilio Lozoya sigue exactamente la misma narrativa. El ex funcionario, contacto y operador de acciones corruptas mayores se dice un simple empleado que seguía órdenes, e igual que el soldado Eichman se dijo manipulado y hasta intimidado.

Eichman se encargaba que los trenes del exterminio corrieran a tiempo y Lozoya se encargaba de mantener abierta la llave de dólares del exterior para financiar la campaña del PRI y luego para comprar votos en el poder legislativo para aprobar la reforma energética. Ninguno de los dos cumplía un papel menor de procesos de los que se decían ser simples empleados que cumplían órdenes.

Lozoya representa la banalidad de la corrupción, será un despropósito reducir el papel de un gran corrupto, de alguien que entregó la riqueza nacional, al de un simple empleado y por eso darle privilegios legales.

La corrupción mexicana ha llegado muy bajo, Lozoya es un nuevo record.

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