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Con el agua hasta el cuello.

Divagaciones de la Manzana

Hemos sido testigos de muchos de los grandes problemas de México que no se resuelven, y que sexenio tras sexenio, se repiten y agudizan con sus estrujantes dramas y tragedias.

Si a eso agregamos el horrendo componente de la corrupción, la negligencia o la irresponsabilidad a falta de una coordinación entre la Federación y las entidades federativas, se agravan cada vez más.

Es el caso que se inscribe, año con año, cuando se presentan fenómenos naturales como pueden ser los huracanes y su amenazante cauda de lluvias, sobre todo en el sureste mexicano.

Hoy, de nueva cuenta vemos sumergida en el agua a importantes poblaciones del sur principalmente del Estado de Tabasco, sin que lleguen además los auxilios que al menos coyunturalmente aminoraran la grave situación en que se encuentran. Miles de mexicanos y mexicanas que han perdido sus viviendas, que han enfermado, que carecen de alimentos, que están sin atención médica y cuya economía en general ha quedado destrozada.

Todavía más grave es la falta de planeación de la Federación para adoptar las decisiones y protocolos pertinentes o llevar a cabo las obras que se requieren y evitar mayores desgracias, valiéndose de la tecnología más avanzada de que dispongamos.

Sin dejar de mirar hacia atrás y las responsabilidades contraídas por cada gobierno de Tabasco, en su turno, el régimen del Presidente López Obrador lejos de solucionar estos viejos problemas los ha acentuado con la irracional desaparición del FONDEN, en tanto el fideicomiso dotado de recursos para menguar al menos los desastres naturales.

A la vez, median acusaciones del propio gobernador de esa entidad contra la Comisión Federal, de Electricidad (CFE), y a quien le encabeza Manuel Bartlett, también de

origen tabasqueño, responsabilizarlos de esta catástrofe por desfogues indebidos de sus instalaciones en la Presa Peñitas.

Así, paradójicamente López Obrador, ni siquiera tratándose de su propia tierra, ha dejado de responder con oportunidad, presteza, eficacia y solidaridad social con sus propios paisanos, quienes le han reclamado duramente ese abandono e incapacidad institucional para rescatarlos.

No han faltado críticas y predicciones que incluyen incluso el real o supuesto karma negativo del presidente, debido a que en cuánto hizo desaparecer al FONDEN, el primer estado que requirió de esos fondos urgentes es el lugar dónde nació. Pero más allá de esas especulaciones, en lo personal sostengo que se trata de omisiones gravísimas, de ineptitudes e irresponsabilidad imperdonables, que incluso incurren en violaciones a la Ley Federal de Responsabilidades de los Servidores Públicos, con sus sanciones correspondientes, por daño patrimonial y otras agravantes

Urge entonces resolver este problema que ha afectado y puede seguir afectando a millones de tabasqueños amenazados por estos desastres naturales. La Federación y las diversas entidades donde se presentan tales acontecimientos, deben coordinarse, planear, resolver, actuar, responsabilizarse ahora sí de todo lo que tenga que hacerse y evitar pérdidas de vidas y daños incalculables para los pobladores y la infraestructura de la Nación.

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