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¿Caciques o Neoliberales? La tragedia de México

Diego Martín Velázquez Caballero

La persecución que viven los neoliberales hoy en día es semejante al engaño que, durante buena parte del siglo XX, contempló la sociedad mexicana cuando las campañas anticomunistas. Es verdad que contra los comunistas se desató una violencia importante; lo que no ha sucedido con los neoliberales. En el fondo, ambos actos son entelequias que se justifican para legitimar un régimen que tiende a incrementar el autoritarismo.

México nunca corrió el riesgo de volverse un país comunista, tampoco ha sido -ni será- un país neoliberal. Y las razones son las mismas.

Joaquín Costa, un regeneracionista, interpretó el cacicazgo en España como una rémora asiática que se había importado del Nuevo Mundo y, a modo de coronavirus pandémico, generó severos conflictos entre las instituciones del Antiguo y Nuevo Régimen. El caciquismo se encuentra a la mitad de muchos mundos y se adapta a las instituciones políticas de la modernidad.

El cacique es una forma de autoridad que el mundo europeo encontró en el mundo americano y, en el caso del imperio español, se importó como un elemento que impulsaría la antimodernidad contrarreformista. El propósito se consiguió, pero el cacicazgo detuvo el tiempo para siempre en Iberoamérica. Inclusive el mundo asiático ha logrado una modernización exitosa conjuntando totalitarismo, tecnología, industrialización, sincretismo religioso, capitalismo y comunismo. En todas las rutas les ha ido bien, para el caso latinoamericano no se puede afirmar algo así, inclusive en la propia España

El dolor que Joaquín Costa exhibe con España es que, gracias al caciquismo, es sobreentendido que el Rey no tiene mayor representación. España, como Latinoamérica, es una Comala donde todo lo aplaca el cacique, todo lo toma, todo lo manda y todo lo destruye.

El cacicazgo es el acertijo más desafiante para la modernidad occidental. No es terrorista como el liderazgo árabe, tampoco tribal como el dominio africano. Es el malinchismo hispanista católico que tiene a Iberoamérica en la más extraña de las Edades Medias: la colonialista católica.

Joaquín Costa trata de explicar la forma en que el cacicazgo indígena pervirtió España. Consigue hacer una descripción de cada uno de los elementos, pero olvida que el cacique fue una forma de liderazgo inventada por la Iglesia Católica. El cacicazgo dejó de ser solamente indígena y se extendió por todas las castas, clases sociales, géneros y contextos del mundo iberoamericano.

En Asia, el liderazgo primitivo no se despegó de su identidad civilizatoria y ello les ha permitido evadir y aprovechar la modernidad de la mejor manera. En Iberoamérica, el apego a la Iglesia Católica destruyó las identidades civilizatorias y nacionales, invertebró las naciones y suspendió la modernidad. Asia, con todo y sus cacicazgos, tiene una modernidad más exitosa que Iberoamérica.

El problema con el dominio caciquil es que la patria, la nación, se evanescen. No pueden emerger. Siguiendo a Costa, los caciques tienen varios beneficios de las redes políticas del país, se produce una sociedad secuestrada por familias y linajes de caciques. Imperios como Estados Unidos y la Iglesia Católica, los promueven y defienden. No hay explicación de tanto poder, para tanto control

político, pero es una realidad que no se puede ocultar. La herencia del cacicazgo es puro rencor, dolor, vergüenza y corrupción.

Destruir al neoliberalismo es uno de los ejercicios ociosos de la 4T. En México, como en Iberoamérica, la verdadera transformación se dará cuando los cacicazgos terminen y las instituciones puedan consolidarse.

Morena se enfrenta a la decadencia iberoamericana que en España estalló en la Guerra Civil de 1936. Perseguir la corrupción no es perseguir neoliberales. El neoliberalismo se acabó cuando Ernesto Zedillo fue secuestrado por el Grupo Atlacomulco que ha dirigido los procesos sociopolíticos desde entonces. ¿Por qué no persigue AMLO al Grupo Atlacomulco? ¿De qué sirve desplazar facciones señaladas de neoliberales para sustituirlas por otras que, también han sido neoliberales, y sólo las distingue una capacidad de arrobamiento para con el presidente? Cuando el Gral. Lázaro Cárdenas expropiaba haciendas, se las brindaba al pueblo; no se las daba a otros hacendados. Lo que se observa en México es una sustitución de caciques más que un cambio de régimen. Esto ha venido pasando desde el 2000 cuando se descubrió que nos gobiernan priistas de todos los partidos políticos.

El neoliberalismo es una categoría que ni siquiera se comprende adecuadamente en México. Se está convirtiendo en una persecución social que pronto ahogará al partido en el poder y al presidente.

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