Xochitl Patricia Campos López
El Senador Ricardo Monreal es responsable de la derrota presidencial en la Cámara Alta del Poder Legislativo. El poder de veto de la facción monrealista y su partido patricio ha quedado demostrado, es un cabildero importante y obsceno; pero la magnitud de su capacidad política ya no cabe en Morena ni en la Cuarta Transformación. Monreal es un hereje del progresismo nacionalista que encabezó el lopezobradorismo hace muchos años. El pueblo lo sabe, así como el PAN y Movimiento Ciudadano.
La traición monrealista ha beneficiado a Claudia Sheinbaum que comienza a tomar un impulso inusitado y a ganar simpatías en la mayor parte de las entidades y sectores sociales como se ha evidenciado después de las fiestas patrias. No hay dudas de que Sheinbaum está identificada plenamente con los valores fundamentales de Morena y el proyecto nacionalista del Presidente López Obrador. Algunas de las políticas que su administración en la Ciudad de México ha establecido, comienzan a replicarse como ejemplos de políticas públicas, leyes y proyectos sociales exitosos y de alto impacto para el resto del país.
Mientras el monrealismo se ha empeñado en confrontar y sabotear los proyectos y enmiendas que son esenciales para desmantelar el régimen neoliberal que impuso estructuras pétreas en todos los ámbitos, Sheinbaum ha encontrado su propio estilo dentro de la Cuarta Transformación. Temas como seguridad, movilidad, transparencia, equidad y desarrollo social; hacen converger y manifestar los principios de la Cuarta Transformación. La CDMX, quizá por la competencia electoral local y las brechas de oportunidad que generaron los desaciertos de antiguas administraciones, es uno de los gobiernos locales mejor evaluados en el país.
Claudia Sheinbaum no genera problemas ni confrontaciones, mucho menos animadversiones. Se observa como la fiel seguidora del nacionalismo progresista y ha sabido involucrar su persona con las inquietudes y demandas sociales. A diferencia de Marcelo Ebrard, a Sheinbaum no se le percibe como alguien alejada del pueblo ni de los principios lopezobradoristas.
Aunque la Ciudad de México significa una palestra para destacar su persona, Sheinbaum ha sabido congeniar su figura con la gente. Se muestra como una líder humilde, sensata, prudente y seguidora de un proyecto en beneficio del país.
A cada traición de Monreal, Sheinbaum avanza y continúa impulsándose. Claudia no necesita traiciones ni golpes bajos para ser tomada en cuenta, ha sido su buen trabajo -que a cada momento se reconoce más- la mejor carta de presentación
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