Xochitl Patricia Campos López
La definición de la candidatura presidencial en Morena pasa por profundas dudas y recular reflexivamente. Aunque se piensa que la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México tiene asegurada la postulación del Movimiento de Regeneración Nacional a la primera magistratura del país, las discusiones por la convocatoria, competencia e institucionalidad del partido en el poder para definir democráticamente sus procesos internos, deja entrever que no será un proceso sencillo la elección del sucesor lopezobradorista.
Es decir, la pugna y tribalización de las fuerzas políticas dentro de Morena, hacen patente la exigencia de los movimientos sociales y las fuerzas vivas para tener una candidatura legítima, respaldada por el ímpetu del morenismo auténtico y del lopezobradorismo cardenista. Si Sheinbaum tiene la alta estima presidencial, también tiene que ganar la simpatía del movimiento social que es Morena y establecer una importante cicatrización de los liderazgos en competencia.
Las disputas de los probables candidatos por un proceso abierto, encuestas definidas y precisas, debate y precampañas regionales, incluso elecciones primarias; muestran el vigor de los movimientos sociales en Morena y la acción de un fenómeno que está posicionándose por encima del corporativismo tradicional. Los movimientos sociales están influyendo en la designación de los candidatos de Morena así como los propios personajes interesados en la obtención de diversas candidaturas. Quizá por ello, comprender los procesos de selección interna en Morena resulta complicado, es algo diferente a lo que sucede en un partido de masas tradicional. En el antiguo esquema del Partido Hegemónico, la proximidad con el Ejecutivo de la nación era una señal inequívoca en la hermenéutica política de la sucesión presidencial. Ahora es diferente, se percibe un pueblo en movimiento, algo que pugna por legitimidad e influye en los procesos de selección de algún modo.
Las críticas de los aspirantes presidenciales en Morena hacia Claudia Sheinbaum son obvias, pero necesarias. Es verdad que las encuestas la posicionan como el perfil ideal por el momento histórico que vive el país y la Cuarta Transformación Morenista. A veces son tan rudas las invectivas como los propios ataques de los medios de comunicación del círculo rojo. Y, no obstante, es lo correcto en un proceso que trata de afirmarse como algo nuevo en el curso de la política mexicana. Claudia Sheinbaum está siendo reclamada por todo México, la opinión pública y la sociedad está atenta a su reinvención como candidata presidencial y luchadora social por el país. Sobre todo, por supuesto, como heredera del lopezobradorismo.
Con todo y la aceleración de los tiempos, la designación de la candidatura presidencial en Morena sigue siendo expectante y de pronóstico reservado. Claudia, el pueblo espera.
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