Alma B. Navarro
Una de las principales características de la democracia es la capacidad de generar las condiciones en las que todos puedan ser parte de la vida política. Esto ha permitido que grupos minoritarios puedan participar en distintos procesos. En el caso de México estas posibilidades de participar son condicionadas a tener una vida política activa dentro de un partido político, (aun cuando se contemplan candidaturas independientes), de ahí que se puedan observar muchos colores alusivos a distintos partidos políticos, pero ¿qué está pasando en la realidad? ¿Dónde están las fuerzas políticas que responden al pluralismo?
La respuesta es sencilla, ¡no hay pluralismo¡ y como toda clase trabajadora busca sobrevivir al día, día, aliándose con en el partido de mayor preponderancia que le dé espacio en algún nivel del sistema de representatividad o quizá en alguna área administrativa, mientras tanto, sus alianzas políticas están basadas en la única estrategia que tienen y es la de mantener un registro para seguir funcionando como franquicia, solo que en lugar de vendernos helados o hamburguesas nos venden humo a la sociedad, dado que no ofrecen nada coherente ya que son sabedores de que no están en posibilidad de generar ningún cambio, debido a que han sido absorbidos por el partido preponderante.
Si bien, este partido que ya sabemos cuál es, puede presumir de tener bajo su tutela a otros pequeños, a través de las alianzas en estos procesos electorales. La otra interrogante que surge es ¿Qué papel tendrán estos partidos una vez pasadas las elecciones y haber tomado el poder? La respuesta puede ser en diferentes vías, evidentemente desde en donde estes situado, sin embargo, lo más cercano para quienes no pertenecemos a ninguna clase política es que estas alianzas están contribuyendo a la disminución de la democracia debido a que se le está quitando la oportunidad a la ciudadanía de tener opciones de donde elegir. Para ello, basta con destacar que para estas elecciones federales a la presidencia únicamente tenemos tres candidatos, de los cuales uno es de representación autentica a un sólo partido y es el candidato de Movimiento Ciudadano, mientras que las otras dos candidatas responden a fuerzas conjuntas una por la alianza denominada “Fuerza y corazón por México” y la otra denominada “Sigamos haciendo historia”. ¿Qué nos dice este escenario? Si bien es legal dado que la normatividad lo permite, la interrogante que surge es ¿si es legítimo? Dado que no están respondiendo a sus ideales, así como la contradicción entre ideologías políticas que representa al PAN aliado con el PRD y no con Morena. Sobra decir qué en el caso de Baja California, el partido de Morena está conformado por ex panistas muy a pesar de los fundadores del partido guinda. Entonces ¿qué es lo que tenemos? ¿Qué es lo que nos ofrecen PRI, PRD, PT y PV? Respuesta “Nada”, sus alianzas son estrategias de supervivencias en algunos casos y el aseguramiento de cargos políticos en el mejor de los escenarios para ellos. La tarea que tiene pendiente el instituto como órgano autónomo es revisar este fenómeno que más que ayudar al sistema político mexicano, recién construido ayuda a la disminución de la democracia y desinhibe la participación política en cada proceso electoral. Esto si se lo llegan a permitir al instituto, ya que la mitad del actual periodo presidencial dedico sus esfuerzos en legitimar su necesidad de existencia frente al presidente de la república. Por lo pronto en estas elecciones del 2 de junio del 2024, sólo tenemos una oferta que responde de manera auténtica a un partido, y otras dos opciones que carecen de claridad con relación a los intereses que representan.
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