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Eduardo Verástegui y los MAGA en México

Diego Martín Velázquez Caballero

El nacionalismo cristiano en nuestro país se relaciona con la derecha proyanqui. Esta última se representa por Eduardo Verástegui y el proyecto de México Republicano, ambas ideas se alzaron con pocos seguidores y un efecto electoral débil en el pasado proceso electoral. Los esfuerzos no pudieron conseguir el umbral legal en el ámbito nacional y local. Sin embargo, el nacionalismo cristiano y la identificación republicana son persistentes.

Existe la posibilidad de que Eduardo Verástegui se transforme en un canal de intermediación con Donald Trump; sin embargo, para que las derechas mexicanas se mantengan próximas a este elemento, resulta importante identificar las metas del trumpismo y si todavía existen condiciones para el esquema planteado por la derecha proyanqui en las pasadas elecciones de nuestro país.

México Republicano y Verástegui suponían una estrategia de incorporación a Estados Unidos que enlazaban la dolarización del país, el combate al narcotráfico y la anexión mexicana. Estas ideas suponen acciones políticas de enorme peso que la mayor parte de la sociedad mexicana rechaza.

Donald Trump propone un modelo económico que beneficie sólo a Estados Unidos; o sea, no más importancia ni concesiones desde México a España, Europa o Asia. La oligarquía mexicana seguramente lo ha entendido y desplazarán, de formas audaces y expeditas, sus intereses económicos como lo defina el trumpismo. Los sectores empresariales medianos y, particularmente, las pequeñas empresas deben interpretar el MAGA como una versión local de crecimiento económico.

Lo que ocurrirá con México depende de las formas que el gobierno trumpista imponga. Indiscutiblemente, Verástegui lleva mano en los vínculos amistosos que se puedan establecer con los nacionalistas cristianos. Es un referente que las derechas deberán considerar, así como los morenistas.

Aunque las explicaciones del triunfo republicano están midiéndose en rangos económicos, el aspecto religioso del nacionalismo cristiano y el liberalismo anglosajón son parte central de la segunda presidencia trumpista.

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