Diego Martín Velázquez Caballero
El atentado que sufrió Ciro Gómez Leyva ha pretendido evidenciar la capacidad represiva de la Cuarta Transformación frente al periodismo opositor y, sin embargo, las propias acciones del comunicador han terminado por demostrar que los miembros del círculo rojo no son paladines de la democracia liberal capitalista sino mercenarios del narcoimperio estadounidense encargados de hacer una Operación Success en México. Verdaderos herederos de Jorge Prieto Laurens más que de Manuel Buendía. ¿O ya se siente Calvo Sotelo?
Desde el momento en que el periodista se aproxima al domicilio de Manlio Fabio Beltrones, se observa el dilema que se presenta entre acudir con las autoridades correspondientes o el auxilio de los padrinos mágicos. Gómez Leyva ha sido el promotor de un golpe mediático blando en contra de México, al victimizarse como un nodo de la libertad y reflejar todo lo negativo que ocurre en el país en la presidencia de AMLO y no desde hace años. Gómez Leyva no confía en el gobierno mexicano, como lo hacen cientos de connacionales en su habitual realidad, la impunidad es la totalidad mexicana desde siempre, no ahora. México lleva décadas siendo uno de los países más peligrosos del mundo para ejercer el periodismo, no es una cuestión actual. Ojalá que los periodistas del círculo rojo pronto se den cuenta de la realidad agresiva que viven miles de comunicadores mexicanos. La estupidez de Ciro Gómez Leyva para acusar que AMLO destruyó la Dinamarca Mexicana después de 2018, muestra el grado de corrupción, cinismo, influyentismo y afluencia que vive el periodismo aristocrático.
A pesar de que la ética crítica de Gómez Leyva le lleva a refutar los resultados gubernamentales a cada segundo, lo primero que hace fue comunicarse con representantes del narcotráfico para pedir información respecto de su percance y casi proponer un pacto siciliano a la escucha del auditorio. No es el caso de otros periodistas que han indagado con los protagonistas de los grupos narcotraficantes para entender la lógica de la lucha y la corrupción gubernamental, p. ej. Julio Scherer. A Gómez Leyva le ocurrió lo que a miles de mexicanos, desde la combi o microbús hasta las residencias domiciliares; pero debe reconocerse que su periodismo incentiva la impunidad y motiva la violencia como lo hacen las series televisivas de las empresas donde se ha desempeñado.
El clasismo y la aporofobia de la comentocracia del círculo rojo no tiene límites ¿Por qué nadie recuerda a los periodistas de La Jornada y otros medios periodísticos locales asesinados por la delincuencia organizada en diferentes entidades?, ¿Cuántos de los periodistas mexicanos tienen camionetas blindadas?, ¿Cómo van a ser las víctimas los del círculo rojo con tantos miles de millones en convenios? Ciro no es Manuel Buendía, al contrario. ¿Por qué no es tan crítico Gomez Leyva con Loret de Mola a pesar de las evidencias de sus mentiras y asociaciones corruptas? ¿Por qué no critica los convenios multimillonarios históricamente de las empresas donde ha laborado con los partidos políticos en turno del poder?
Ciro Gómez Leyva, como Kate del Castillo, sabe que el Estado Mexicano tiene sus límites y, en ocasiones, francamente en la mayoría, no quiere, no puede, enfrentar al narcopoder. La construcción de un Estado depende de la estructura gubernamental y la disposición de un pueblo para formar ciudadanía. El Estado sin soldados, burócratas y ciudadanos, sobre todo éstos últimos,
sólo existe en la imaginación. Los personajes de marras no son buenos ciudadanos mexicanos, ni están dispuestos a serlo, como la gran mayoría de la sociedad y, específicamente, los grupos que tienen mayores privilegios económicos. Las burguesías son más proclives a la anarquía liberal que los grupos sociales marginados, también esto puede evidenciarse a partir de las inferencias históricas respecto del orden social.
Y, luego entonces, ¿De qué se queja Ciro Gómez Leyva si con sus acciones asume que prefiere otro tipo de patronazgo?, ¿Empresarios, narcotraficantes o la CIA; que para dañar a México son lo mismo? ¿Qué le pide al Estado Mexicano si sabe que está derrotado frente al Imperialismo drogadicto de los Estados Unidos de Norteamérica?
La derrota del Estado Mexicano frente al Narcotráfico estadounidense es total. La guerra no puede ganarse cuando todos se someten al narcoimperio y se requiere que el Estado imaginario haga algo. Sin contribuyentes, sin soldados, sin ciudadanos, ¿A quién se le pide que ponga orden? Al paso del tiempo, la mayor parte de los actores se someten a la cuenta del narcoimperio yanqui, es más sencillo ser parte del problema en lugar de construir una solución. El narcoimperio le da camionetas blindadas y agentes de la CIA a Ciro y Kate, pero contribuye al exterminio de miles de periodistas que transmiten la guerra que se vive en sus comunidades. No es autoatentado, es golpismo y traición a México.
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