Puros cuentos
Pericles
La explosión eliminó totalmente el piso 30 del edificio de condominios. La fuga de gas silenciosa hizo lo suyo y la chispa el resto. No murió nadie afuera, pero destruyó buena parte de las ventanas de los edificios alrededor. La onda expansiva se extendió a varias cuadras a la redonda con un saldo de 2 personas lesionadas, un perro muerto y varios automóviles dañados cuyas alarmas se seguían oyendo pasado el estruendo. Siendo la onda sonora la que se propagó más allá de los perímetros y repitiéndose en eco por las montañas que conformaban el valle. Como era festivo la reacción oficial fue lenta y difícil. Siendo la hora del siniestro las 5 de la mañana, lo único que delataba el lugar preciso eran las llamaradas en lo alto. De facto las autoridades concluyeron que fue una bomba como parte de un atentado, por lo que el edificio en cuestión fue acordonado. Los peritos empezaron su rutina después de apagado el fuego que ya empezaba a consumir los pisos superiores e inferiores. Por la zona hay embajadas circundantes, lo que activó la alarma antiterrorista complicando el rescate de heridos potenciales. Los primeros en entrar fueron los perros y después los otros. Se olieron 4 cadáveres de los cuales 3 eran mujeres y el otro, indeterminado por lo calcinado del cuerpo. “Pericles dice que fue gas pero yo digo que fue otra cosa” dijo categóricamente el Pompis. “como qué mi comandante?” Dijo el segundo de a bordo. “no sé pero esto huele feo” y agrega después de una pausa, mientras trataban de abrirse camino por los escombros: “estos ricos es gente rara, nunca se sabe y luego muchos no hacen nada “ En eso la reflexión del Pompis fue interrumpida por el radio portátil, cuando se oye con sonido metálico: “comandante, venga a la recámara que encontramos algo “ El Pompis llega a la recámara de lo que fue un condominio de lujo, ya con pañuelo en mano y tapándose la nariz y boca. Y sin alcanzar a decir nada, el oficial le entrega un pasaporte medio quemado y húmedo. El Pompis lo toma con sus manos enguantadas de negro, lo examina y medio lo abre con su pluma y dice: “en la madre, es un pasaporte diplomático” Después de haber pelado los ojos dice: “a ver vamos todos afuera a la calle!” “ustedes también!“ les ordena a unos bomberos que estaban desactivando lo eléctrico del piso. Bajando por el único elevador que quedó intacto de los 6 dañados y con música de fondo, el Pompis se quita el pasamontañas reglamentario que nunca filtró nada y le dice al segundo: “con la excusa de que a lo mejor se cae el edificio, sácame a toda la gente “ Y remata: “y consígueme un café porque esto va para largo” Ya en la planta baja y saliendo por la entrada principal, el Pompis saca su celular encriptado y marca en automático. “Señor, tenemos un problema “ Lo demás no se oyó, porque se fue caminando por la banqueta como alejándose a propósito. Al regresar, solo se oye: “si señor “ ya con la cara entre compungido y de alivio al ver al segundo trayéndole el café. El Pompis después de destapar el vaso de cartón, le empieza a soplar al líquido humeante y dice sin levantar la vista: “ni modo nos va a tocar a nosotros hacer todo” La operación de evacuar a toda la gente del edificio tomó 6 horas en completarse. Para entonces ya se había clausurado el gas y electricidad de todo el inmueble y los bomberos y peritos junto con los perros esperaban instrucciones. En eso, el Pompis, se trepa en una de las tanquetas y dice: “esto es un operativo clase A, de máxima seguridad!” “Vamos a peinar todos los pisos uno por uno sin excepción, hasta terminar” Y para que no hubiera duda, termina: “aunque nos tome toda la vida” lo que provoca murmullos al fondo, pues era un edificio de 40 condominios. La revisión de ellos no solo tomó más de lo previsto, si no que solo produjo 3 adolescentes y dos niños que se habían escondido, además de múltiples perros de todos tamaños que habían hecho lo mismo. “Señor, el edificio está limpio” dijo el Pompis por el mismo celular de antes. Y otra vez dice: “Si señor” y cuelga. Entonces Pericles le dice al segundo: “ahora si, que todos los peritos de todas las especialidades suban al piso en cuestión, en forma ordenada y escalonada para que no se anden tropezando “ Y luego como si excusándose dice: “y sin perder tiempo, que los inquilinos están presionando” Agregando sarcásticamente: “Me imagino que están cansados de estar en el hotel de lujo donde los acomodamos” ya como hablando solo. “Inmediatamente comandante” responde el segundo. Los peritos hicieron lo suyo y a su ritmo. Sacaron innumerables bolsas de papel, cajas, lámparas de baterías e instrumentos de trabajo. “Qué te dijeron?” le dice el comandante al segundo. “Nada” “que tenían que analizar las evidencias y que después le mandaban un reporte final al ministro” Todo, mientras los dos veían como los peritos subían todo lo recabado a sus camionetas y se alejaban lentamente. El Pompis, con un pica dientes descansando en la boca, dice pensando en voz alta y como suspirando: “bueno a ver que sale “ Pasadas las tres semanas, se oye a través de un interfono en el Ministerio del Interior: “Licenciado, el comandante ya está aquí” “Que pase, que pase” dice apresuradamente el ministro. Al entrar, el Pompis inmediatamente se quitó el quepí y después de ponérselo debajo del brazo, le hace un saludo paramilitar al licenciado. El ministro responde con una sonrisa: “Pase comandante por favor “ ya caminando hacia él para saludarlo de mano. “Por favor siéntese” dice complacido el licenciado. El Pompis escanea la amplia oficina y se sienta donde puede, en el sillón. El ministro ya recargado enfrente de su escritorio dice: “Primero lo quiero felicitar junto con su gente por la investigación” “Segundo, sobra decir que ya recomendamos su promoción a la jefatura”
“ahora” haciendo una pausa, mientras el Pompis hacía una media caravana sentado.
“tengo aquí el reporte final de los peritos”
Continúa el ministro, dando una media vuelta para tomar el reporte final, que se encontraba sobre su escritorio y marcado confidencial grado A.
Y sin preámbulos sigue:
“El calcinado era el embajador y de las tres mujeres no sabemos nada, pero pensamos era su esposa, hija y quizá su cuñada, pero lo sabremos a ciencia cierta hasta que lleguen los resultados finales del ADN”
“Ahora” dice de nuevo y como aclaración:
“Si fue una explosión por fuga de gas”
Por lo que los músculos faciales de el Pompis iban a empezar a contorsionarse, cuando oye un pero:
“Pero” pausa el ministro.
“Encontramos un material sintético altamente inflamable entreverado en el material de la pijama del embajador “
“Y sabemos” agarrando aire.
“Porque dejó la parte superior de ellas en el baño, que coincidió microscópicamente con hebras encontradas en el cuerpo”
“Dichas pijamas las había recibido una semana antes por un servicio de internet, por lo que pudieron haber sido fácilmente remplazadas”
“y sabemos de las pijamas, por el rastreo de la tarjeta de crédito” y sigue:
“Sobra decir que el material inflamable no era o es parte del tejido original de una pijama de la misma marca”
“Por lo que concluimos que el o los que armaron esto de matarlo y demás, se aseguraron que el embajador iba a quemarse totalmente”
Y termina:
“Claramente fueron asesinos profesionales de los cuales ya sabemos algo de ellos, pero ya lo discutiremos a su tiempo”
En eso el Pompis me volteó a ver y haciendo una mueca sarcástica, me cierra un ojo.
PP’s
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