Xochitl Patricia Campos López
Las desaveniencias entre México y España durante el lopezobradorismo parecen formar parte de la herencia que asumirá Claudia Sheinbaum. Más allá de las sinrazones; el conflicto simplemente confirma el fracaso de la Hispanidad. Iberoamérica sigue tan invertebrada como la encontró Napoleón y la calificó Ortega y Gasset. Como la está planteando Pedro Sánchez y los pactos pragmáticos que impulsa para hacer gobierno.
La Hispanidad es el invento de la africanista ultraderecha española para ocultar su filonazismo. Nunca se implementó. Es una proteusia que no se materializa porque no se corresponde con el tiempo. Desde 1808, Latinoamérica va al garete y bajo la brújula del imperialismo yanqui. España perdió toda influencia en América Latina desde 1898. La monarquía actual ni se ha dado cuenta del mundo que significó la dinámica de las Españas.
El odio hacia España sólo es una manera de nostalgia, la de Juan Preciado a Pedro Páramo, la remembranza de lo que pudo haber sido y no fue. Y no será porque la monarquía española es una estatua de sal. México nunca pudo ser la Nueva España y no será aunque la república española yace aquí.
La Hispanidad, como el Imperio Español, está destinada al fracaso. México cuenta con un poder cultural que se asimila lentamente a la órbita estadounidense, millones de latinoamericanos corren todo el tiempo hacia la economía boyante de Estados Unidos y la Hispanidad no detiene la migración ni hace nada por evitarla. América Latina es el espacio natural de Estados Unidos y poco recupera España si la monarquía española, ni siquiera pone el pecho frente al despojo de vidas, recursos y economía.
Los desencuentros entre México, Latinoamérica y España, son muestra de los caminos distintos que la geopolítica ha obligado a tomar. La Hispanidad es una forma de clasismo y colonialismo interno que ha consignado la pigmentocracia y el Modelo Habsburgo al que los populismos nacionalistas confrontan, pero que en nada pueden cambiar. El tiempo procurará el olvido de la Hispanidad. Latinoamérica se integrará a los Estados Unidos y es más probable que adopte la ruta de Filipinas en el corto plazo. España deberá ser europea o corresponderse con el Islam.
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