Diego Martín Velázquez Caballero
Los reflectores por la reforma judicial en México y sus vicisitudes han posicionado la figura del Legislador Fernández Noroña, los medios de comunicación y el trabajo social que desempeña están perfilándolo como un personaje que debe aspirar a la presidencia de la república. En la elección interna de Morena anterior, el lugar obtenido por el ahora Senador Fernández no fue tan negativo; al contrario, en función de lo anterior, contaba con el legitimo derecho de solicitar posiciones importantes en la tarea legislativa que desempeña.
Aunque el estilo político de Fernández Noroña puede parecer brusco y rudo, lo cierto es que para un considerable sector ciudadano representa la dimensión fiel de la izquierda mexicana. En ocasiones su oratoria polémica se aleja de la Cuarta Transformación, pero es innegable que dibuja la lucha histórica de los marginados y oprimidos contra el poder oligárquico en nuestro país. Es cierto que ocupa una función pública que concentra atención en su persona; no obstante, tampoco puede negarse su trabajo a favor de la Cuarta Transformación.
El papel polemista de Fernández Noroña lo acompaña a donde se presenta. Lo mismo debate, en lo individual y colectivo, con empresarios, académicos, litigantes, periodistas y, en general, con los opositores a Morena y Claudia Sheinbaum. Fuera del Poder Legislativo, también marcha sin cesar en diferentes latitudes del país.
Fernández Noroña puede volver a representar el papel del campeón sin corona en la sucesión presidencial del 2030, pero es seguro que estará ahí. Su facción política debe contribuir a que se reconozca el trabajo legislativo que desempeña e inhibir la ingratitud partidista que otros legisladores, y el propio Fernández Noroña, han sufrido en el pasado inmediato frente a las competencias internas por diversos cargos morenistas.
La oportunidad por la candidatura presidencial morenista en el 2030 comienza a configurarse desde ahora, la confrontación interna entre empresarios, técnicos y puros, deja entrever el avance y consolidación de la Cuarta Transformación. Los puros cada vez pierden posiciones y enfrentan una marginación de manual electoral, como reza la Ley de Hierro de la Oligarquía y la distinción entre pragmáticos y creyentes.
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