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Filántropos

Última llamada

La filantropía mexicana es poca y mala.

Hay muchas aristas al problema de la filantropía, pero el principal se refiere al egoísmo de los que dan.

Resulta que no se trata de devolver lo mucho que se ha conseguido sino dar para sacar algún provecho. Este se refiere básicamente a la deducción de impuestos.

Resulta así que muchas empresas donan para beneficiarse a sí mismas o para imponer una cierta agenda. Logran en efecto desplazar la acción y atención del Estado pero para inclinar las agendas a su favor.

Resulta que no se produce mayor libertad a partir del refuerzo de la sociedad civil, sino exactamente todo lo contrario.

Las organizaciones no gubernamentales que reciben fondos muchas veces promueven solo las acciones que quieren las donantes, así que una organización con intereses comunitarios no cubiertos por esa agenda se quedan con un palmo de narices.

Pero resulta que hay otro problema mayor: La falta de supervisión y los malos manejos del dinero. Así como hay empresas fantasmas para lavar dinero, también hay ONG fantasmas para lavar dinero. Así egoísmo se encuentra con ilegalidad.

Es hora de meter orden en este rubro.

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