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García Luna, Bartlett y los tiempos recios

Diego Martín Velázquez Caballero

Aunque varios periodistas e intelectuales hablan de la decadencia de Mario Vargas Llosa, basta leer algunas de sus novelas y artículos para entender la importancia que tiene -y tendrá- como uno de los principales pensadores latinoamericanos. Quizá por ello, Juan Carlos Monedero solicita urgentemente la socialización de sus obras. La literatura de Vargas Llosa sigue siendo la mejor ciencia política para comprendernos.

La reciente novela del autor que hace referencia al Golpe de Estado articulado por Estados Unidos en Guatemala contra el General Jacobo Arbenz origina una perspectiva sobre el intervencionismo imperialista en las izquierdas y derechas iberoamericanas. Cada periodo gubernamental, tenga o no alternancias partidistas, la cuestión siempre radica en sincronizarse con los intereses capitalistas norteamericanos. Gobierno hispano-latino que no se subyugue a la maquinaria oligárquica del imperialismo yanqui, será acosado -del modo más bestial posible- hasta que cumpla las demandas de la United Fruit Company o caiga derrocado. Con todo y que un hecho poco hace para confirmar teorías, resulta absoluta la idea de la geopolítica imperialista estadounidense repetida en todo tiempo y lugar de América Latina.

La conspiración estadounidense contra la democracia guatemalteca siempre ocurre donde hay una embajada de Estados Unidos. Por ello no debe existir ninguna sorpresa sobre el caso García Luna y la Guerra contra el narcotráfico en nuestro país, las mismas preguntas que se hacen a los expresidentes -particularmente a Calderón Hinojosa- se pueden plantear en diferentes periodos de la historia nacional, pasados y presentes. ¿Acaso no existen las mismas dudas respecto de las tareas que García Luna y Manuel Bartlett desempeñaron bajo el esquema de la seguridad nacional al servicio de Estados Unidos? ¿Existe alguna diferencia entre las fuerzas contrainsurgentes y los cárteles del narcotráfico empleados en la geopolítica yanqui? ¿Ha cambiado la CIA su visión sobre Latinoamérica? Los gobiernos empleados del imperialismo norteamericano siempre van a desarrollar guerras contra su pueblo, incluso un gobierno como el de la 4T que no ha sabido desprenderse -y no tiene posibilidad alguna- de la tutela norteamericana. ¿Por qué hubo y hay personajes como García Luna y Manuel Bartlett en México? Porque así lo quieren los Estados Unidos y poco se puede hacer para impedirlo. Sea la Guerra Fría, la Guerra Sucia, la Guerra contra el Narcotráfico, siempre es una guerra contra el pueblo para que, no obstante el déficit de la economía norteamericana, la situación les permita seguir siendo una superpotencia.

George Friedman columbra en el 2080 una guerra entre México y Estados Unidos por la razón del narcotráfico, pero la guerra secreta de Norteamérica contra nuestro país ha existido siempre y si el conflicto se incrementa no será por las razones geopolíticas que dicho autor supone. Si las remesas y el narcotráfico sirvieran para fortalecer el sector económico y militar del país, hace tiempo que la sociedad, al menos, hubiese dejado la marginalidad tan amplia que la distingue. El narcoimperio son los Estados Unidos, allí están las ganancias estratosféricas de las actividades delincuenciales, nosotros sólo ponemos los muertos. Siempre ha sido así. El conflicto ocurrirá porque los cárteles de la mafia y millones de inmigrantes se encuentran en Estados Unidos y se han empoderado lo suficiente para impedir ser extraídos de la dinámica económica imperialista. Ese conflicto ha originado la política disruptiva de Donald Trump que habla de invadir México o poner Muros, con el tiempo descubrirá que los 250 mil soldados o las murallas deben implantarse en California, Texas, Nevada, Nuevo México, Arizona o la Florida. Estados Unidos se ha contagiado del Estado Fallido que tanto implementó en todas partes. La pobreza, drogadicción y violencia social; también alcanzan niveles enormes en la Unión Americana. Estados Unidos tiene su propia lucha contra el complejo de inteligencia militar industrial pentagonista que representa el gran parásito saqueador del contribuyente.

La decadencia de los Estados Unidos no ha servido, lamentablemente, para salir del guion de los tiempos recios. El terrorismo mediático, el financiamiento gringo para todas las fuerzas políticas y grupos de la delincuencia organizada, la falta de unidad nacional, la inconsistencia de un proyecto político y gubernamental, son indicativos de que fuimos, somos y seremos, la Sicilia Norteamericana que dispondrá los millones de muertos que sean necesarios para seguir agradeciendo las remesas.

El racismo y capitalismo irracional de la élite dirigente de Estados Unidos no va a cambiar. Son los nazis postmodernos que el mundo debe enfrentar inteligentemente para resolver el dilema de coexistir. O entendemos cuánta razón tenía Ernesto Guevara cuando exigía misiles en la Cuba revolucionaria, o potenciamos la guerra civil norteamericana para que brote un nuevo liberalismo sociopolítico. Con Monedero digo, pues, hay que leer mejor a Mario Vargas Llosa.

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