Diego Martín Velázquez Caballero
El juicio en Estados Unidos de Norteamérica contra el Ex Secretario de Seguridad Pública durante el gobierno de Felipe Calderón puede tener diversos fines según la conveniencia geopolítica del imperialismo norteamericano. Si la Unión Americana concibe que su hegemonía mundial se extingue y resulta saludable concentrarse en el excepcionalismo continental para enfrentar mejor una nueva Guerra Fría a posteriori, entonces, García Luna será evidenciado como el artífice de la corrupción en el narconeoliberalismo mexicano de Vicente Fox a Enrique Peña Nieto; lo que terminaría por hundir las aspiraciones presidenciales de la derecha mexicana. Por el contrario, si el Narcoimperio estadounidense decide seguir confrontando a Rusia, China, Brasil, India y el Medio Oriente, para financiar la economía de guerra que la Paraestatal Pentágono absorbe, ergo, Genaro García Luna será el Comandante Oliver North del PRIANRD, ahora indispensable para implantar el burocratismo-tecnocrático-militar-narcocaciquil.
La doble moral mexicoamericana respecto del narcoterrorismo depende de las circunstancias. Estados Unidos financió el anticomunismo de su periodo de contención respecto de la Unión Soviética con drogas provenientes de Latinoamérica, Medio Oriente y Asia, el escándalo Irán-Contras es una pequeña muestra de toda una narcoeconomía que nutre un extenso complejo militar industrial. La clase política mexicana y otros feudos distintivos de nuestra condición estructural se beneficiaron a borbotones del anticomunismo, así como del narcotráfico. La afluencia de dólares que consolidó partidos políticos, universidades, dependencias y democracias liberales; no sólo provino del contribuyente norteamericano.
Aún cuando AMLO y Morena van a emplear el juicio contra García Luna como una forma de evidenciar los vínculos de la oposición con la narcopolítica, lo cierto es que -no obstante las pruebas irrefutables del caso- la razón de estado imperialista se impondrá contra lo que sea.
Lo que debe considerarse importante para el futuro de la relación entre México y Estados Unidos, principalmente desde la perspectiva nacional, es el modo en que será juzgado nuestro país. México se asimila a un Zombie Narcotráficante Terrorista que brinda la posibilidad -como ocurrió en el siglo XIX- de ser un nuevo campo de entrenamiento para los militares estadounidenses.
No solamente es la pretensión demente de Donald Trump para lanzar misiles contra los narcomunicipios desde las distintas bases y portaviones norteamericanos. Es la causa real del narcoterrorismo para beneficio de la economía de guerra pentagonista que cada vez considera más seriamente intervenir en México a causa de la anarquía e ingobernabilidad prevaleciente.
El péndulo nacionalismo autoritario/burocratismo tecnocrático militar siempre ha estado vinculado con el narco. Cada quien tiene su García Luna u Oliver North.
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