Diego Martín Velázquez Caballero
La bancada del PAN en la Legislatura estatal ha promovido uno de los temas importantes, aunque poco significativos para los intereses del sistema político local. Dentro de los principios que fundamentó a la oposición blanquiazul el federalismo fue esencial, lo cual es lógico en un contexto de Partido Hegemónico centralista donde se bloqueaba sistemáticamente los gobiernos locales con preferencias políticas distintas. Durante décadas fueron ninguneados los pocos ayuntamientos panistas donde resultaba inevitable reconocer la transparencia de los resultados electorales y sus administraciones trataban de ser eficientes para generar una tendencia política favorable, sobre todo en las ciudades donde el PAN procuraba el voto de la clase media conservadora. El federalismo panista ha ido cambiando conforme alcanzaron los gobiernos estatales y el poder nacional, las ideas de oposición se fueron acomodando al transfuguismo priista, el cacicazgo y el centralismo federalista.
La teoría de la elección racional y la democracia liberal, indican que lo idóneo es crear nuevos municipios y permitir que las comunidades subalternas a las cabeceras se emancipen. Las Juntas Auxiliares en el municipio de Puebla deben ser constituidas como municipios, porque eso eran, porque cumplen sobradamente los requisitos de la Ley Orgánica Municipal, porque es inmoral el vasallaje al que se les tiene sometidas. La historia del cacicazgo, autoritarismo, racismo y discriminación; pasa por el despotismo ejercido de las cabeceras municipales a las comunidades subalternas. Empero, legisladores priistas de diferentes partidos políticos siempre han preferido desarrollar la estructura socioeconómica que alimenta la hegemonía de la oligarquía poblana en lugar de promover el art. 115 constitucional con todas sus fuerzas.
En Puebla y México, crear nuevos municipios sería sinónimo de acabar con el cacicazgo, el clientelismo, la política de la pobretología. Maria Amparo Cassar, Mauricio Merino, Enrique Cabrero y muchos más, en Puebla hay que destacar el papel del Doctor César Musalem Jop, han desarrollado sendas tecnologías y argumentos para justificar que deben crearse más municipios o leyes de federalismo hacendario que obliguen a los alcaldes para compartir proporcionalmente las participaciones, recursos y obligaciones con las autoridades subalternas. Puebla y Tlaxcala cuentan con un reconocimiento jurídico a las comunidades subalternas de los municipios -¡Qué alivio!-, en otros estados la cuestión puede ser más grave: los ciudadanos de las juntas auxiliares no existen.
El debate federalista propuesto por el PAN es significativo, ojalá que los legisladores de su fracción tomen en serio la temática y finalmente puedan hacer algo más que un banal montaje. Del Congreso Local, en conjunto, sólo puede decirse que es una entidad pérfida contra los municipios y el federalismo poblano. Municipalizar, en lugar de privatizar, puede ser realista para construir un discurso de oposición auténtico. La política y la empresa son cosas distintas, a nivel local es donde la confusión perversa de ambas identidades causa terribles daños: el agua, la limpieza, la seguridad, el alumbrado…, no todo puede resolverse mediante la externalización. La mentalidad gerencial en los asuntos públicos sólo significa estraperlo.
La cantidad de municipios que tiene México y Puebla, por más extensa que parezca, resulta ínfima frente a la dimensión de gobiernos locales que tienen las democracias consolidadas. Estados Unidos y Francia son muestras simples, pero hasta la misma España que tanto gusta a los criollos
hispanistas puede tomarse como ejemplo. ¿En verdad es más grave para el municipio de Puebla el mal funcionamiento administrativo de la Resurrección o Canoa que el elefante blanco y corrupto llamado IMPLAN? ¿No se merece la capital poblana un gobierno local basado en Alcaldías o Delegaciones en lugar de una administración municipal que cada día puede menos porque el crecimiento de la Ciudad es más que expansivo? Eso de que las autoridades auxiliares son traficantes de personas o narcos, sólo muestra que los legisladores poblanos no conocen los cacicazgos del interior del estado ni la corrupción e incompetencia que las cuentas públicas municipales significan año con año; ahí está el diseño del fracaso planeado. O quizá lo conocen en la medida en que lo cabildean y saben aprovechar. Algunos alcaldes panistas de Puebla capital y la zona conurbada, en el pasado, han tomado decisiones federalistas valientes y admirables que el Congreso oligárquico ha venido echando abajo. De ellos deberían aprender los actuales panistas que cada día se identifican más con el gobierno barbosista y/o morenovallista en lugar del ideal nostálgico gomezmoriniano. El PAN pragmático puede tener razón en la conducta de supervivencia, pero ya se sabe como terminan las telenovelas fáusticas de sometimiento con el gobernador en turno.
A la consolidación democrática le hace falta una profunda reflexión sobre los municipios, la discusión en Puebla no puede esperar más. Allende los temas progresistas, la agenda legislativa no debe soslayar el debate municipal (glocal), los municipios también deben hacerse postmodernos frente a un mundo postcovid desbocado.
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