La Geografía de las clases medias y la inexistencia de la pobreza en México
- fermarcs779
- Jun 20, 2021
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Gonzalo Hatch Kuri
Geógrafo
En las pasadas elecciones intermedias en México (6 de junio), MORENA y los partidos aliados ganaron con ventaja gubernaturas, municipios y diputaciones locales y federales. No obstante, perdió su posición dominante en la capital del país, gracias al voto de la clase media, clase alta y sectores populares urbanos inconformes con la política actual. Días posteriores, en una conferencia matutina, el presidente se refirió a la clase media como “aspiracionista” y difícil de convencer por sus altos niveles educativos con relación a su proyecto de nación, lo que condujo a una polémica interpretación del mensaje para quienes se han sentido aludidos por el mensaje de desdén del presidente.
Cuando fui alumno de la Escuela Nacional Preparatoria, en las asignaturas de Historia de México e Historia Universal, los profesores planteaban ideas sobre el papel de las clases medias como motores del cambio en los momentos más críticos como la Independencia y la Revolución Mexicana. Pero más tarde, mi acercamiento, ex profeso, a la historia como estudiante universitario, me indicaba que el crecimiento de las clases medias en México y América Latina durante el siglo pasado, fue el resultado de la lucha (armada, institucional o su combinación) encabezada por los trabajadores quienes plasmaron derechos constitucionales que los gobiernos populares impulsaron bajo el pacto de bienestar social y desarrollismo económico. En México, la clase media tuvo un crecimiento enorme, difícil de experimenta hoy en día, en el sexenio de Gustavo Díaz Ordaz (1964-1970), cuando la economía crecía al 8% anual, hoy desde la década de 1990, esta clase está condenada a su adelgazamiento como resultado de las políticas neoliberales.
Devaluación económica que significa la pérdida del poder adquisitivo, falta de oportunidades laborales o, en su caso, empleo precarizado (conocido como freelance), sin prestaciones, seguridad social y retiro digno, entre otros. Este fenómeno no es exclusivo de México, lo es de todos los países que viven los efectos de la superconcentración de la riqueza en unas pocas manos (neoliberalismo), pero con todo y eso, las clases medias votan a los partidos de derecha que están lejos de representar sus intereses y que cuando han estado en el poder, se han encargado de desmantelar el sistema de bienestar social.
México es un país con 130 millones de habitantes, de los cuales más de la mitad viven por debajo del umbral de pobreza, en la informalidad, sin seguridad social, mientras que la clase media no llega ni a los 17 millones de habitantes (población del Estado de México o de Chile). Desde un enfoque geográfico o territorial, la clase media, media alta y alta, habita en lugares y municipios específicos, de amplio conocimiento y prestigio social, como la Condesa, la Roma, la Del Valle, Polanco, Coyoacán, San Jerónimo, Guadalupe Inn, Lomas de Chapultepec, Pedregal de San Ángel, por citar algunos barrios de la Ciudad de México. Mientras que El Campanario, en Santiago de Querétaro, La Vista Club de Golf en Puebla, Pue., San Pedro Garza García, Nuevo León, Los Encinos o el Club de Golf San Carlos o Interlomas, Estado de México, son algunos de los espacios conocidos por todos en los que habitan esas clases, que en ocasiones, ha generado un sentimiento de superioridad espacial. Pero, ¿dónde vive el resto de los mexicanos aglutinados en las clases populares?
Espacios ampliamente conocidos son los barrios de Iztapalapa, Tepito, la Guerrero, la Obrera, la Doctores, la Buenos Aires, la San Felipe, Cuautepec barrio bajo y alto, la Anáhuac, en la Ciudad de México o, Ecatepec, Chimalhuacán, Nezahualcóyotl, Tultitlán, Tultepec, Nicolás Romero, Tecámac, Valle Chalco-Solidaridad en el Estado de México o, Lomas de Anapra, en Cd. Juárez, Ciudad Renacimiento en Acapulco, Lomas Taurinas, en Tijuana, por citar algunos espacios bien conocidos pero propios de la pobreza urbana y periurbana. En realidad, el “deep Mexico” vive en los espacios medianamente urbanos (localidades de 2,500 a 100,000 habitantes) o claramente rurales (menor a 2,500 habitantes), lo cual me hace recordar las expresiones ofensivas y clasistas de cierto exfuncionario federal del gabinete foxista (2000-2006), cuando un año atrás y en una entrevista pública afirmó que alguien cercano a su familia había tenido que hacer servicio comunitario en un “pueblo espantoso y horroroso” en Oaxaca -refiriéndose a Putla Villa de Guerrero-.
En efecto, esos pueblos “espantosos” y “horrorosos” es donde habita, posiblemente, la mayor parte de los sectores populares en México, a saber: Tlaxiaco, Cutzamala de Pinzón, Acuña, Huauchinango, Bejucos, Altotonga, Escuintla, Ejutla, Singuilucan, Naranjos, San Marcos, Tamazulapan, Sayula, Xpujil, Pichucalco, Zicuirán, Tototlán, Boquillas del Carmen, Tomochi, Ures, Ixtlahuaca, Santa Rosalía, Juchitán, Ocosingo, Candelaria, Tekax, Emiliano Zapata, Panabá, Nicolás Bravo, Naolinco, Abasolo, Puente de Ixtla, Bacobampo, Guasanapuchic, Bavispe, Pitiquito, Tlahaulillo, Concepción del Oro, Mier y Noriega, Río Verde, Ixmiquilpan, Jantetelco, Tejupilco, Luvianos, Churumuco, Coalcomán, Petatlán, San Miguel Tlacamama, Paso del Toro, Nochixtlán, Cintalapa, El Cuyo, Arcelia, Huitzilac, Tepexpan, Chapulhuacán, Tamazunchale, Nueva Italia, Ocuilán, Ixtlán de Juárez, Huamantla, Pinal de Amoles, Maconí, Amoxco, Arroyo Seco, Villa de Arriaga, Pinotepa Nacional, Huejiquilla el Alto, El Zacatón, Montemorelos, Pijijiapan, Jiménez, Ojinaga, Nuevo Casas Grandes, Ometepec, Altar, etcétera, representan el electorado que votó por el partido del presidente y sus aliados.
La pobreza también habita y produce su espacio geográfico y tiene derecho legítimo a su reconocimiento -me recuerda esto último el texto del filósofo francés Henry Lefebvre con su obra “El Derecho a la Ciudad”-, solo que hoy debiera escribirse algo como “El Derecho al espacio rural”. El mainstream ha sido ningunear la Geografía, soslayar el espacio -y el tiempo -entendido como proceso histórico-, precisamente, un claro ejemplo es cuando hablamos de África, que para muchos es eso, “África”, sin países, ni ciudades (Dakar y Lagos son dos de las urbes mas pobladas del planeta y que compiten con Ciudad de México, Tokio y São Paulo), porque como es pobre no merece atención y llamarle por su nombre a los países, a las ciudades y sus regiones, así la memoria espacial de la pobreza no importa. En otras escalas de análisis, como el caso explicado de México, sucede lo mismo. Entonces, señora y señor lector, la tarea es re-aprender la Geografía, tome su mapa y comience por ubicar y reconocer la situación geográfica de los más de 65 millones de habitantes que son quienes habitan fuera de los afamados barrios de la clase media y alta, porque también tienen derecho a existir y ser plenamente reconocidos en el espacio geográfico.
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